Columna en la economía
En el Estado de México se está jugando algo más que la gubernatura, estamos ante el debate ideológico en el que precisamente está inmerso el mundo, donde la democracia sigue siendo el modelo rector de la política mundial, pero con claros signos de desgaste,
con mucho qué mejorar, con mucho qué aprender, particularmente que ésta va más allá de asuntos de opción de votar y ser votado, de temas de representatividad.
La democracia como modelo político y las dos elecciones ideológicas ante las que los mexiquenses nos enfrentaremos como opciones para el próximo 4 de junio nos van a definir como entidad y como país, en al menos los próximos 6 años. Los temas más relevantes que han sido eje de las propuestas de las y los candidatos, van desde la inseguridad hasta la pobreza, pasando por la corrupción como temas más relevantes dentro de sus plataformas.
Lo que está en juego para estas elecciones son las esperanzas de miles de mexiquenses que continúan creyendo que estos principales lastres tienen solución, que se puede aspirar a ir más allá de ser la frontera natural para las elecciones federales, ir más allá de reducirnos a esta entidad a la antesala de poder nacional. Por eso lo que está en juego es definirnos como algo más que un indicador de la votación nacional.
Lo que tenemos frente a nosotros es la oportunidad de votar por la elección que mejor resultados nos ha dado, reconociendo y sopesando los riesgos de hacerlo por quienes encabezan las propuestas populistas, aquellos que creen que basta con enlistar nuestros principales problemas para pensar que se acabarán. Las propuestas mágicas de la izquierda no es que no provengan de problemas reales, el riesgo es que derivan de mentes que están convencidos de que al llegar al poder, al siguiente día acabarán con la corrupción o la inseguridad. O aquellos que creen que con haber mejorado en las encuestas significa que es sinónimo de garantía de buen gobierno, no. Desde ahí se confunden.
Debemos de salir este 4 de junio a hacer lo que nos toca, a votar con consciencia para que aquellos candidatos que aún nos tratan como botín ideológico, que nos creen manipulables sepan que no nos vamos por las ideas populistas que como ha quedado comprobado en otras partes del mundo, terminan por llevar al extremo y polarizar sociedades, porque eso es lo que está en juego en estas elecciones, nuestro futuro y debemos ir por él.
Dr. Luis David Fernández Araya
*El Autor es Economista Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.
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