A José Antonio Meade se le conoce como el candidato de los pudientes, de los ricos, su perfil se asemeja a la de un técnico que sabe responder a los amos del dinero, Meade, por esa razón estaría fuera de lugar en una pista electoral que
promete ser una auténtica batalla por la conservación de Los Pinos a manos del PRI; el Secretario de Hacienda tiene frente a sí una auténtica prueba de fuego con el escándalo del Paradise Papers, una perita que deberá pelar el recaudador de México, si es que quiere avanzar en el casillero del ánimo popular, ¿Cómo? Exigiendo total claridad en la mudanza de miles de millones de dólares que algunos empoderados mexicanos realizaron para evadir el pago de impuestos, la revelación de esto ha puesto un potente reflector en la figura de Meade, quien está obligado a llamar a cuentas a personajes que harían temblar a la bolsa mexicana de valores, pero que en la lógica del cumplimiento de las leyes no deberían poner de rodillas a un ministro de Hacienda.
Se trata de al menos 62 importantes personajes de toda índole empresarial, religiosa y hasta deportiva en México que habrían defraudado al fisco al trasladar a paraísos como Barbados o Malta en Europa parte de sus fortunas. Cierto, tal y como se ha dicho, el pecado no es tener dinero ni llevarlo a donde sus dueños quieran sino que no se declaran dichos movimientos, lo que arroja un rancio sabor de amoralidad que deja muy mal parados a estos multimillonarios, los cuales han amasado sus fortunas en México y que técnicamente deberían dejar aquí el pago de impuestos correspondientes, esto no ha sucedido, y claro que no es nuevo, solo que la papa caliente cae en las manos de alguien que se mueve como el virtual candidato del PRI a la presidencia de México, José Antonio Meade, quien deberá articular un mejor discurso que le permita mostrarse como un fiel guardián de la legalidad y el cumplimiento hacendario, ahí esta su reto, si quiere aparecer como un aspirante con peso y libre de mancha, deberá sujetarse a una actitud mucho más recia y sentar en la banquillo a los señalados en esta historia de los papeles del paraíso, de lo contrario estaría afianzando de que el solo ve por los amos del dinero y nada más.
Ahí está el mayor reto de Meade, quitarse la capa y el bombín de científico porfirista y ataviarse de respetuoso de la ley y de su cumplimento, ¿podrá?