No recuerdo que en otro país del mundo que se evoque con tanto drama y ansiedad capítulos como lo que hoy y el famoso “dos de octubre no se olvida”… ¿no
se olvida para qué? Cierto, una generación, la del 68 , vivió un parteaguas en su relación con el estado, la creatividad y la muerte jugaron en la misma cancha, surgieron personajes que se hicieron fuertes, otros encontraron una forma de vida que hasta la fecha les ha redituado posiciones políticas, y estabilidad económica, vividores del 68 o viudas del 68, como usted quiera llamarles. Vale la pena hacerse algunas preguntas mientras hacemos un esfuerzo para no borrar de las efemérides el dos de octubre: ¿el dos de octubre acabo con la pobreza en el país? Pregunto, porque uno de los sueños más altos de esos tiempos iba más allá de las libertades sociales, se trataba de generar un piso mínimo de igualdad, la lucha por mismas oportunidades se fue al barranco, 50 años después tenemos 50 millones de miserables, ¿dos de octubre no se olvida? Pues qué bueno que persiste en la memoria… Y así será con los 43.
Savia explotada por muchos que desde la izquierda aprendieron a vivir como reyes, ¿dos de octubre no se olvida? Y esa bandera ha servido para maldita cosa en materia de educación superior, pues con todo y las pancartas del 68, miles de jóvenes siguen condenados a la incertidumbre de su futuro, sin un pacto real entre todos los elementos del estado que les permita ser grandes actores de un México fuerte, potente y competitivo, ¿dos de octubre no se olvida?
Pues la sacudida de Tlatelolco no rompió la inercia de un sistema plagado de corrupción, por el contrario, afinó las estrategias que desde el poder se practican para generar auténticos políticos millonarios, y no solo piense usted en los que han ocupado la presidencia y sus secuaces, sino de toda una clase política que sin importan ideologías sacaron boleto a la opulencia. ¿cuántos de los que hoy montaron guardia, de la llamada izquierda, son poseedores de inconfesables fortunas económicas producto de la corrupción? … ¡¡Dos de octubre no se olvida!
Aquel sueño romántico en donde los indígenas tenían que ser los primeros, quedo en eso, en un sueño, pues los pueblos originales, sus campesinos, los indios como les llaman despectivamente son sinónimo de pobreza, de abandono y de un insultante mecanismo de dadivas que los mantiene en la bolsa electoral. ¡¡¡Dos de octubre no se olvida!!! Marchas, consignas en contra del Ejército, ¡pero ni una sola voz en contra de los carteles de la droga que asesinan por miles…dos de octubre no se olvida! Vaya uso de la memoria para distraernos de lo que realmente nos importa: el estado actual de las cosas y sus miles de capas de maquillaje. Ahora sí, dos de octubre no se olvida…dóblese y guárdese para su exhibición el próximo año, mismos gritos, mismas consignas, mismo rollo…y lo dramático será, el mismo México con sus lastimosos pendientes.