Picotazo político 5 octubre, 2018

 
Picotazo político
Algunos siguen creyendo que el nuevo aeropuerto internacional de México será suspendido, algunos miembros del equipo del nuevo presidente insisten en que habrá consulta y que será respetada.
Curioso, a pocos días de que se cumpla el plazo para decidir no tienen el mecanismo afinado del método, solo un par de dibujos sin mayor chiste, consulta pública y votación en urnas. Si usted me apura, esto ya huele a como que no traen muchas ganas de preguntarle a la gente si quiere nuevo aeropuerto o le ponen dos pistas más a Santa Lucía con todo y moñitos nuevos, como si a la gente de Papantla Veracruz, o San Miguel de Allende les quitara el sueño dicha disyuntiva.
No, leamos bien las señales, Alfonso Romo, el alter ego del presidente electo ya soltó que el nuevo aeropuerto va, y tiene sentido si nos apegamos a el ánimo poco revoltoso del mandatario López Obrador el cual trae más guiños con los empresarios que novia quinceañera a su reggetonero chambelán. El nuevo aeropuerto va, que no queden dudas de que se respetará la millonaria inversión que hasta el momento se ha realizado, y no solo por los pesos y dólares sino porque el próximo presidente no abrirá un frente innecesario en contra de los empresarios que traen esa apuesta. El problema en todo caso es como colocarle la etiqueta de “decisión democrática” tal y como lo prometió en campaña, ahí están atorados, pues no solo sus seguidores están pendientes del futuro de los aviones y sus pistas, sino que varias voces de los más duros y cercanos a su causa (entiéndase Martí Batres desde el senado) andan muy participativos pidiendo que no solo el nuevo aeropuerto sea consultado sino también el tren maya, lo que le pone una nota dramática a toda la historia, pues por los rumbos del sur de México los grupos activistas ambientales y de los pueblos indígenas que podrían decir no a la propuesta del ferrocarril que pasaría por amplias zonas selváticas y de costumbres locales muy recias. Así pues, lo que veíamos como una de las joyas de campaña, detener el nuevo aeropuerto por significar una olla de corrupción, terminará siendo un tiro de salva, uno más que se ira al sueño de los justos y de las montañas de expectativas fallidas de lo que viene. En pocas palabras, AMLO no se va a pelear con los del dinero, pero tienen que cuadrar la decisión para que tenga el barniz de decisión popular. Así es la política, de sueños y realidades. Punto.