Nos hacía falta ese dato, aunque de alguna manera suponíamos que por ahí andaba la cosa. 8 de cada diez homicidios dolosos en México traen manufactura del
narco y con todo respeto a los que se baten y debaten por la consulta del nuevo aeropuerto, hemos de decir que este cáncer insaculado de muerte y de dolor significa el verdadero reto del próximo gobierno, la cifra es un parámetro del nivel de descomposición del cuerpo nacional, y refleja todo un universo de fracasos en donde se involucra el desmoronamiento del estado de derecho y el fracaso de una larga lista de estrategias de inteligencia, que si bien han permitido ir pescando a decenas de cabecillas o cabezotas de los carteles , esto no ha tenido un impacto efectivo en la manera en cómo siguen funcionando los carteles.
La cantidad de muertes es significativa y refleja el tamaño del problema, pues esto no indica que los malos se estén acabando entre ellos y que pronto habremos de enterarnos que ya no quedan más sobre la faz de la tierra, no, esta especie de depuración sólo indica que cada vez más suman tropa y que la guerra no parará , por el contrario, esta se hace más extensa y el reclutamiento de sicarios está a la alza, de otra manera no se podría entender una cantidad tan abultada de seres humanos ejecutados de no ser por el nivel de atracción que significa pertenecer a algún cartel. La más sabia de las preguntas es: ¿cuántos muertos más se necesitan para entender que la estrategia oficial se ha salido de los rieles y que es urgente romper con los paradigmas impuestos por los manuales del combate al crimen?
Ya vimos que los que pertenecen a los carteles no tienen miedo, ya vimos que ninguna ley les asusta, podemos suponer que ni la muerte o ser brutalmente ejecutados les da miedo pues ahí siguen, luego entonces, la gran tarea en el siguiente sexenio será la de colocar un lente diferente al empleado hasta ahora, y cierto, el combate con mejores cuerpos policiacos, y más trabajo de inteligencia será vital, pero no se puede dejar de lado la necesidad de meterle bisturí al problema que origina el que miles de mexicanos opten por engrosar las filas del crimen y no la de dedicarse a otras actividades que no les implique que los corten en pedacitos o les metan una bala en la cabeza: y el problema es la terrible desigualdad social y económica y lo podrido del estado de derecho.