Siempre soy un lector de José Elías Romero Apis, escribe con esa fuerza que da el deber de un mexicano que ama a su país y que quiere a sus semejantes, lo he tratado poco personalmente, por desgracia para mí, pero deja siempre algo que repetir y algo que reflexionar en sus escritos y seguramente sería un charlista magnífico que si los políticos le platicaran sus cuitas y sus penas, con seguridad tendría cuando menos curitas o copas
para calmar sus dolores y sus penas. Así cuenta en un artículo publicado en Impacto el día 23 de febrero: “EL MAREO DE AQUILES: “Otro tanto tiene que ver con la ilusión de la omnipotencia. Quizá, para evitárselo, López Mateos decía que los presidentes que quieren mucho a su pueblo tienen proclividad para hacerle el bien, pero que, por amarlo tanto tienen la facilidad para hacerle el mal. Por eso requieren que sus más cercanos los equilibren ante sentimientos encontrados y confusos porque esos gobernantes, decía, algunos días son dominado por el coraje ante tanta injusticia”.
“Otros días son doblegados por el dolor ante tanta miseria. Y otros por la angustia ante tanta desesperanza. Por eso hay momentos en que quieren matrar a quien no deben, gastar lo que no tienen o prometer lo que no pueden, pero, asimismo, hay días luminosos en los que conquistan tantos logros para su pueblo que quisieran hacer también el trabajo de los otros poderes o servir más tiempo que el que ordena la Constitución”
“Por eso pedía a sus más sabios y leales que nunca le prestaran las llaves del armero ni del tesoro, ni del promisorio, ni de las urnas, ni del parlamento, ni del tribunal. Se refería, claramente a que no le permitieran matar opositores ni dilapidar recursos, ni engañar en falso ni trampear elecciones, ni decretar leyes ni dictar sentencias. Que tan sólo lo ayudaran a cumplir con lo suyo. Por eso, remataba, “no permitan que nadie me arrebate ni que yo extravíe las llaves de la Presidencia”…
Y es cierto, ahora que nos damos cuenta, muchos presidentes y gobernantes influyen en los tribunales que es otro poder para dictar o eliminar sentencias, y los jueces, cobardes y opacos, dejan que esto suceda sin darse cuenta que la degeneración de la ley lleva a las pequeñas dictaduras con pequeños y horripilantes dictadores, tal como lo vivimos con Duarte o los duartes, en Chihuahua o Veracruz, o con Gabino Cué, con su no actuar y dejar hacer por cobardía o por complicidad, mientras sus socios y cómplices robaban a manos llenas los recursos de los pobres oaxaqueños, así que les dejaron meter la mano no solo en las arcas, sino en la forma de los despilfarros y saqueos, dejando en la orfandad a miles de ciudadanos que requerían de los servicios de salud o de educación o de casa, vestido y sustento, y otros, más violentos, desquiciados por el poder inmenso que les dejan los cercanos y los pueblos acobardados y negligentes e indiferentes, permitieron que metieran la mano en el armero y dejaron que la violencia cobrara la vida de miles de mexicanos como lo permitió, cobardemente, Felipe Calderón con su guerra contra las drogas que solo termina matando mexicanos inocentes para complacer a los gringos que le tendieron la mano y su poder, otros, han pretendido trampear en las elecciones y han generado desconfianza y recelo contra las instituciones y la democracia y la fuerza del pueblo, y corrompieron partidos y dejaron que un grupo se apropiara de ellos y de sus escaños para promover a las mafias que han terminado gobernando, y así nos venimos dando cuenta de que lo que decía López Mateos tenía verdad y era necesario para controlar la situación desesperada de un México que ha venido decayendo en todos los sentidos y niveles, perdiendo fuerza vital, confianza, amor a la patria y la libertad.
Dicen que, en la tecnocracia, que olvidó la historia y el civismo, perdimos la ruta del poder y del crecimiento, porque como decía alguno de los viejos políticos: “Desde que entramos a la ruta crítica, perdimos la ruta de la revolución”, y la prosperidad, generó ambiciones perversas de tal suerte que hemos visto a muchos políticos y sus socios en el sector privado, acumular fortunas a costa de la miseria y el dolor de los millones de mexicanos a los que despojan de lo que legítimamente les pertenece, y para ello, para conservar el poder y la fortuna, recurrieron a los saqueos, a los robos, a los asesinatos como en el 68 o en 71, y ahora, en el manejo y operación de los grupos de la delincuencia que son la mano del gato que usan para sacar las castañas del fuego.
Así se van degenerando los caminos de un país que perdió el rumbo por la ambición y los saqueos y el entreguismo y la pérdida de soberanía y honor y dignidad de sus dirigentes que, se supondría, serían el ejemplo y de ser los mejores hombres, pero no, lo degeneraron todo y terminan como dice José Elías, haciendo tres cosas: Contando mentiras, contando los días o contando el dinero, y así se van dando cuenta que, por mucha fortuna, no tienen ni gozan ni del cariño ni del reconocimiento ni del respeto de su pueblo al que fallaron y descarrilaron en el camino por alcanzar la Justicia Social y defender la soberanía nacional, y en tales condiciones, si no les importa el llamado “juicio de la historia” porque les vale, tampoco llegan a tener, ni siquiera, la sonrisa a su paso, sino las mentadas y el desprecio de las gentes, y al final, al terminar sus días, se darán cuenta que no importaron nada las riquezas y oros y poder, porque al final se van solos a un cajón, cubiertos de tierra para convertirse en polvo y en nada, o a lo mejor, volverse mierda, lo que son y serán por el resto de los tiempos… por eso hay que leer la historia y recordar los buenos ejemplos, porque en este México nuestro, todavía no lo acaban de joder y no lo debemos de permitir… por nosotros y los nuestros, los que están y los que vienen…Felicito a mi amigo, Jorge González Ilescas, por su nueva misión en el PRI de Oaxaca.