La verdad, comentaba con algunos de mis amigos que al cumplir para el 13 de septiembre de este año los 75
años, he pensado, cuando menos, reunirme con un grupo de ellos en mi casa, con una comida normalita, con chupe de mezcal y algunas botellas de ron y cerveza y aguas frescas y no porque en realidad le haga al “embozado” ni porque tenga conciencia de que estamos en una etapa de ahorro, finalmente, en mi caso, siempre he estado en esa etapa porque no soy un hombre que persiguió la riqueza ni me llenó la ambición por las cosas materiales, mi equilibrio en la vida ha sido la medianía de cualquier mexicano trabajador, así que estoy dispuesto a hacer la celebración para los 75 años en Oaxaca y puedo invitar a mis amigos a que lleguen a esa celebración modesta pero amigable y fraterna donde me doy cuenta que al final de cuentas, las velas costarán mucho más que el pastel, pero ese es el pasar de los años, a lo mejor no llegan muchos de los amigos que ya no tienen fuerza ni humor para este tipo de reuniones, pero estarán en el corazón y en los recuerdos buenos, así que me voy preparando y ahorrando para poder festejarme por vez primera después de muchos pero muchos años de no hacerlo…y otra aclaración: ya estamos muy viejos para perder amigos por pendejadas…
A lo largo de mi vida he tenido la alegría de conocer a mujeres fuertes, valientes, talentosas, humanas, nobles, sencillas, humildes y grandes, la vida me permitió conocerlas de fondo y de forma y, no hay duda que he recibido de ellas grandes lecciones que me han permitido salir adelante y, sobre todo, conocerme interiormente, porque si algo tienen las mujeres es que nos dan lecciones de amor, de paciencia y de constancia y es así que mi madre, Clementina, jugó un gran papel en ello, mi abuela Rosalía, sin duda, nos dejó grandes lecciones de serenidad, de amor y valentía para sobrevivir en las condiciones más difíciles, y hoy, por desgracia, ha muerto Doña Eugenia Campa, una valiente mujer de cuya amistad podremos presumir, una abogada que en su vida sufrió un mal que le dejó por varios años paralítica y me contaba que mientras estaba en el respirador artificial, ella, solamente podía mover un poco los ojos y que escuchaba claramente cuando los médicos decían entre ellos: “Pobre mujer, lo mejor sería desconectarla” y ella, valiente y fuerte quería gritar, a los años pudo salir de la crisis y ejercer sus dos vocaciones más grandes: la de madre amorosa y talentosa y la de abogada de valor y de honestidad con los suyos y con los demás, así, la veíamos caminar con gran dificultad pero con la sonrisa en la cara, mostrando la alegría de vivir después de superar el trago amargo de estar cercana a la muerte y se sobreponía al dolor físico y, sobre todo, mostraba su fortaleza espiritual, cuando nos anunciaron su muerte estaba a punto de continuar con mi colaboración y me quedé un rato pensando en las lecciones de vida y de valor que nos dejaba “Genia” Campa, la “mujer de hierro” que era un referente para muchos de sus amigos que la admirábamos y nos guiábamos por su valor y templanza, por ello: Descanse en paz nuestra estimada amiga.
Y lo que es la vida, también el día de hoy, tenía que participar en un programa de televisión que se llama : LOCUTORES EN ACCIÓN y es el programa de la ASOCIACIÓN NACIONAL DE LOCUTORES DE MÉXICO, QUE DIRIGE LA DRA Rosalía Buaúm Sánchez Y, EN ESTE PROGRMA, EN LA SECCIÓN CONDUCIDA POR MI ESTIMADO AMIGO Y COMPAÑERO, Julio Jiménez, tuvimos la oportunidad de sostener una charla maravillosa con Adriana Gallardo, una empresaria del ramo de seguros y motivadora social de Los Ángeles California, EUA, salió de Mexicali a los 18 años y superando idioma, discriminación, presiones, intereses económicos, culturales y sociales, logra imponerse gracias, nos comenta, a que jamás dejó de creer en sus sueños ni se doblegó ante los conflictos y problemas de la vida, nos dijo: “como mi madre me aconsejó: Llegué porque quiero y porque quiero puedo”, con una gran confianza interior, explicando que ella no combate los miedos sino que los enfrenta porque es la forma de superarse. Adriana Gallardo, viene a México, su tierra y sus raíces que le dieron fuerza y alas de libertad para recibir un doctorado Honoris Causa y con profunda alegría nos dice que ella jamás ha dejado de creer y de sostenerse con su familia, que su familia está por encima de todo y es la cimentación de su vida y de su éxito y por eso, sus tres hijos, han recibido el español como lengua materna y el inglés, sin dejar de profundizarles en la historia de México y en el respeto de sus tradiciones, porque ahora, está empeñada en brindar a las mujeres mexicanas las experiencias de vida que le han servido para superarse moral, social y económicamente en un país que le abrió los brazos y al que tiene gran agradecimiento, sin dejar de apoyar y servir a los migrantes que llegan a EUA para orientarles y brindarles apoyo y conocimientos para que puedan resolver los avatares de la vida en un pueblo de cultura distinta, de alimentación diferentes, de discriminación en algunos lados, de marginación, y para superar eso, hay que forjarse con valores y los valores le dan los conocimiento de vida que les permitirán avanzar en sus sueños y lograrlos, porque el éxito se mide por los hechos, no por las palabras….Como sostenía Benito Juárez: Júzgueseme por mis hechos, no por mis dichos, mis dichos son hechos…”