Sin ánimo de irrespetar al público lector de este espacio debo confesar que una pesada monotonía se me vino encima cuando comencé a pergeñar estas líneas. Y todo por culpa de Donald Trump. No hay mucho qué añadir sobre el bisonte que ocupa la Casa Blanca. Es un libreto conocido. Los días y episodios más ríspidos del aún joven
siglo XXI están a la orden del día dentro y fuera de Estados Unidos. Así serán los siguientes cuatro años. Nada nuevo bajo el sol.
Trump seguirá su política de acoso y enfrentamiento contra todo aquel que lo llame a la sensatez, la mesura y la contención. Seguirá una política de bulldozer y prácticamente no se detendrá ante nada o casi.
Cada vez que Trump aparece en una pantalla o pronunciando un discurso o incluso activando un twit, el mundo tiembla, se desequilibra, pero nada, prácticamente nada nuevo. Salvo quizá la otra mitad –al menos- que lo opone, lo adversa y pretende hacerle ver que su concepción es erróneal, que se equivoca. Ya lo ha dicho la mitad del mundo, pero Trump ni se inmuta. Se tiene una fe absoluta. Con Trump no hay resquicios para la duda. El muro va y lo pagará México, insiste. El Tratado de Libre Comercio (TLC) será renegociado a favor de Estados Unidos so pena de un retiro del esquema comercial y las remesas, éstas podrían ser el tiro de gracia. Es el mismo Trump de antes y después del 8 de noviembre, el día de las elecciones estadunidenses, es el mismo Trump de siempre, el mismo después de asumir el mando y aposentarse en la Casa Blanca. Nada nuevo, digo. Es también el Trump atribiliario, maniqueista y dogmático que la emprende contra siete países musulmanes. No hay nada bueno, pues.
Y en México, cuando uno piensa en México, topa con el mismo escenario ; un presidente monótono, que sigue sin convencer, que puede incluso tener razón, pero que no cuaja en el ánimo nacional y mucho menos en el entendimiento del país. Peña no inspira, sus discursos son cansones y aburridos, pero aquí seguimos, con los mismos problemas y en el mismo sitio.
Quizá la monotonía se rompa esta vez nada menos que en el tema del gasolinazo. Aquí si habrá un cambio. El gobierno desistirá y para que no se repitan las enormes marchas ni se ponga en riesgo la precaria calma nacional, decidirá este viernes mantener inalterados los precios de los combustibles. Ya lo verá.
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