18 meses sin medicamentos para atender la salud de la población con enfermedades crónicas, ni vacunas para los niños de entre 1 y 5 años de edad.
Ha quedado evidenciada la incapacidad de respuesta del Gobierno en medio del mayor desafío sanitario de nuestra historia desapareciendo todo aquello que consideró estaba contaminado de corrupción
La decisión alcanzó no solo al Seguro Popular que, con todos sus defectos y deficiencias, daba atención a 57 millones de personas en todo el territorio nacional, sino también a las farmacéuticas, a las que etiquetó de corruptas.
Por decreto, responsabilizó a la Secretaría de Hacienda, sin experiencia ni conocimientos sobre el tema, para encargarse de las compras de medicamentos.
Decidió también eliminar a las empresas de distribución, que tenían experiencia y capacidad para llevar medicamentos y también, por decreto, está creando un nuevo monopolio gubernamental para la distribución.
Reformó la Ley de Adquisiciones por el cual se dota atribución al Ejecutivo Federal de contratar en el extranjero medicamentos y servicios de salud mediante adjudicación directa.
Y decidió eliminar a las empresas de distribución, que tenían experiencia y capacidad y también está decretado crear un nuevo monopolio gubernamental para la distribución.
Estamos hablando desde lo más sencillo como el ácido Acetilsalicílico para el dolor de cabeza hasta especializados como el Nilotinil para la leucemia mieloide crónica, con un costo de 90 mil pesos mensuales.
Hacienda cerró la chequera y si ya antes de la pandemia se sufría por el abasto hoy el momento es verdaderamente crítico al grado de que muchas familias ahora, tienen que ver qué venden, qué empeñan, qué rifan, piden prestado o suplican la cooperación para sus medicinas, porque en el Seguro o el ISSSTE no hay y además sus centros de atención se convirtieron en zona Covid.
Recursos imposibles de costear por un trabajador.
Y encima la pandemia.
En lugar de aplicar una estrategia efectiva, adecuada, oportuna, de prevención, con la que se hubiesen evitado decenas de los decesos que hoy lamentamos, se apostó por la obediencia y buen comportamiento de la gente para mantener el confinamiento.
La escasez de medicamentos y las múltiples historias de muerte por la falta de atención, revelaron la incapacidad de las autoridades de salud, que llevan a cuestas no solo 60 mil fallecimientos reconocidos oficialmente por la pandemia, sino miles más por haber dejado de lado la atención de enfermedades graves como el cáncer, la hipertensión, la diabetes y obesidad, entre otras.
La verdadera razón del desabasto no es la corrupción, sino la incapacidad.
Lo curioso es que cuando había corrupción sí había medicamentos, mientras que hoy, que se presume que ya no hay corrupción, tampoco hay medicinas.
REFLEJOS:
Y ya que hablamos de cambios “estratégicos” en el sector salud, la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) será degradada a nivel de Dirección para reportarle a una nueva súper Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, encabezada por Hugo López-Gatell, quien bajo su tutela tendrá otras 12 instancias, entre las que sobresalen la Cofepris, la Conadic, y el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH / SIDA, ojalá que en esta ampliada responsabilidad, las cifras y los programas de atención sí se apliquen al día y no con dos semanas retraso por el bien de los mexicanos
Al tiempo los resultados
@ramirezpaco