“La excepción no es la regla”, así desestima y se defiende el presidente ante lo evidente, sin solución a la inseguridad
y la violencia. Cinco años ya de vivir una severa crisis apoyada en los abrazos. Textitlán en el Edomex es la más reciente masacre, sustentada en el hartazgo de campesinos ante el asedio y la extorsión de grupos criminales, la familia michoacana. ¿Es la excepción? Es la forma de evadir una responsabilidad, la de garantizar la paz.
Igual lo hizo con los jóvenes asesinados en Celaya, revictimizándolos, criminalizándolos, con una declaración a la ligera, sin sustento, sin pruebas, señalándolos de haber caído por drogas. Al tiempo, familiares y exámenes toxicológicos le lanzaron a la cara su irresponsabilidad verbal, no hubo drogas, los jóvenes estaban limpios.
¡Que mal informado lo tienen presidente! Esos con los que se reúne cada mañana desde hace cinco años para hablar de seguridad.
Por cierto, no es usted el primero, otros presidentes y gobernantes en nuestra historia han preferido culpar a las víctimas antes que aceptar su responsabilidad.
Cinco años insistiendo, hace falta una verdadera estrategia contra la inseguridad y la violencia y nada se mueve.
Por último, con drogas o sin drogas, hubo respeto para la familia del chapo Guzmán.
¿Porque no para los jóvenes guanajuatenses?
Nada justifica su tortura y asesinato.
¿Quién pone orden en la casa?
Paco Ramírez Domínguez
@ramirezpaco