Mediar y Reparar

(Tan importante como reparar el daño causado es disculpar los defectos, no culpar a los demás de nuestros desatinos y autoinculparse de cargas, para sentir el deseo de reconciliarnos).

 I.- BAJO LA LUZ DEL AMOR

Somos parte de la infusión divina,
llamados a conciliar palpitaciones,
ya reconciliar andares aquí abajo,
para conseguir entroncar la estética,
con las almas y sus diversos latidos.

Hemos nacido a la vida por amor,
y por amor hemos de sentirnos sol;
sol en la luz de Cristo intercesor,
siempre en guardia para abrazarnos,
y mediar entre nosotros y el Padre.

No hay furor más vivo que la cruz,
ni pasión más clara para exonerar,
y redimirnos de nuestras miserias;
porque si Él es nuestro itinerario,
es también la renovación del ser.

II.- EL AMOR VIENE DE DIOS

Fiel a su designio firme, el Mesías
jamás nos olvida ni abandona,
siempre nos busca, espera y halla,
nos llama a reunirnos a su mesa,
a tomar el pan ya soltar dolores.

La certeza de que la vía del verso,
se abre a nuestra mirada virginal,
de modo que todo se restablece,
toma vigor y se fraterniza de albor,
es la prueba de la llamada celeste.

Vayamos mar adentro con el sí,
con el sí de amar que nos eterniza
y enternece en el darse cuenta y donarse,
en el conducirse y reconducirse,
sabiendo que el Señor custodia.

.III.- NUESTRO PROPIO DRAMA

Nada se manifiesta por sí mismo,
necesitamos bajar del pedestal,
para subirnos a reencontrarnos
entre sí y con el Creador nuestro,
que es lo que nos mueve a vivir.

Hemos de darnos savia juntos,
en comunión con los vínculos;
pues todos somos parte de Dios,
y hacia Él hemos de ascender,
sin divisiones entre caminantes.

Separarse del jardín galáctico,
es como quitar a respirar,
es suprimir la ruta del corazón,
e incorporar la muerte eterna,
como pena cuando soy poema.

Víctor Corcoba Herrero
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11 de marzo de 2022