La adquisición del nuevo avión presidencial Boeing 787-8 por la pasada administración federal, y que será entregado en las próximas semanas, se realizó por un exhorto del Congreso de la Unión para renovar la flota, tras el accidente en el que murió el entonces secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora.
La Presidencia destacó que la nueva aeronave “José María Morelos y Pavón” tendrá una vida útil estimada de 25 años al servicio de al menos cinco titulares del Ejecutivo federal, hasta 2040.
El exhorto de los legisladores se dio en el dictamen de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2012, y que fue aprobado el 15 de diciembre de 2011, recordó.
El 11 de noviembre de 2011 se desplomó en la zona de Chalco un helicóptero del Estado Mayor Presidencial en el que viajaban Blake Mora, sus acompañantes y miembros de la tripulación, todos los cuales fallecieron.
A raíz de ese accidente se determinó la necesidad de renovar la flota aérea y garantizar la seguridad del Presidente de la República y de los funcionarios de la administración pública federal, abundó.
Durante la actual administración el presidente Enrique Peña Nieto ordenó, en septiembre de 2015, un estudio para determinar con base en elementos técnicos, financieros y de seguridad nacional, la conveniencia de vender el avión.
El análisis reveló que ponerlo a la venta significaría una pérdida de 128.2 millones de dólares, 58 por ciento de su costo total.
El estudio fue realizado por Ascend Flightglobal Consultancy, empresa internacional basada en Londres, especializada en valuación y asesoramiento para la compra y venta de aeronaves.
Dicha compañía cuenta con la valuación de más de 67 mil aviones en todo el mundo para aerolíneas, aviación corporativa, empresas de arrendamiento aéreo e instituciones financieras.
También cuenta con certificados de la International Society of Transport Aircraft Trading (ISTAT), organismo que establece y promueve estándares en la compra o venta de aviones en el mundo, indicó la Presidencia en un comunicado.
Detalló que la evaluación determinó que de comercializarse con su configuración actual, su venta podría concretarse en un plazo de entre 12 y 24 meses, dadas las características del mercado de aeronaves privadas y la complejidad del contexto económico actual.
Si el avión, que cumple con los requerimientos determinados por la Secretaría de la Defensa Nacional, fuera vendido en 24 meses, la pérdida ascendería a 30 por ciento de su valor, unos 65.9 millones de dólares, mientras que de hacerlo en 36 meses sería de casi 35 por ciento, que representaría 76.2 millones de dólares.
El equipo fue adquirido a un precio muy atractivo, por tratarse de uno de los primeros aviones B 787-8 en fabricarse y adquirirse a precio de flotilla, pues sin equipamiento.
La aeronave tuvo un costo de 114.6 millones de dólares, cuando su precio en el mercado al momento de la compra era de 200 millones de dólares, un descuento de 42.7 por ciento.
Además el costo de las adecuaciones, que incluye instalación de sistemas, adecuaciones de estructura, ingeniería, equipamiento de cabina y certificaciones, fue de 81 millones de dólares y se encuentra en el rango bajo de los equipamientos estándar de aviones privados de esta dimensión, que oscila entre 75 millones y 125 millones de dólares.
Por ello ese avión “es una de las mejores alternativas en términos de eficiencia en costos disponibles en el mercado”, además de que responde a la necesidad de sustituir el avión actual, con 28 años de antigüedad y cuyos costos de mantenimiento son elevados, lo que compromete su eficiencia y seguridad.
En virtud de que el modelo B757-225 se dejó de fabricar en 2005, el abastecimiento de partes y suministros es cada vez más escaso, lo que incrementa su costo y tiempo de mantenimiento, pues ya no existen refacciones para los tanques de combustible con los que se configuró originalmente.
Estos componentes tuvieron que sustituirse por otros de menor capacidad, lo que reduce su autonomía de vuelo y obliga a realizar un mayor número de escalas en trayectos transoceánicos, reveló.
La Presidencia reiteró que no obstante que el actual avión “Presidente Juárez” opera con altos estándares de seguridad, voló por más de 28 años y presenta signos inevitables de añejamiento y obsolescencia.
Por ejemplo, está impedido a aterrizar en distintas ciudades del mundo por los niveles de contaminación sonora que emite, lo que reduce la eficiencia en el desarrollo de la agenda presidencial.
La explicación presidencial
"El consultor estima que, si se vendiera a alguna aerolínea comercial, su venta podría representar una pérdida de más del 58% de su costo (128.2 millones de dólares). (...) El consultor considera que la aeronave debe mantener su configuración actual, en lugar de ser reconvertida como equipo comercial".
La fecha de entrega de la aeronave dependerá de las últimas pruebas y la certificación del equipo interior por las autoridades de aviación de Estados Unidos, precisó.
La aeronave operará dos semanas después de su arribo al país, detalló.
Entre 1987 y 2015 realizó dos mil 662 vuelos en 953 giras nacionales y 323 internacionales, cuatro mil 668 aterrizajes y 154 escalas en giras internacionales; el año pasado transportó cinco mil 151 pasajeros.
Subrayó que los mandatarios de la nación requieren de un equipo de transportación seguro, confiable y eficiente para el desempeño de sus funciones y sus equipos de trabajo, además que en promedio 60 por ciento de los pasajeros en cada vuelo presidencial son periodistas.
El avión Boeing 757 “Presidente Juárez” se mantendrá como parte de la flota aérea del Estado Mayor Presidencial y será una aeronave de respaldo cuando el “José María Morelos y Pavón” se encuentre en mantenimiento.