A 600 días del ocaso

Es verdaderamente impresionante el optimismo del presidente López Obrador al hablar sobre la proyección de bonanza

en que dejará a México al entregar el poder a su sucesor ¿o sucesora? el 1 de octubre del 2024.

Y por eso, ufano, presume que todo está desarrollándose “en tiempo y forma” según el diseño de su programa para avanzar en la 4a. Transformación del país que, sin duda, será transexenal, o sea, habrá de continuar quien lo sustituya.
Son varios puntos en los que AMLO finca su optimismo.
1.- Actualmente –según encuestas- son más de 52 millones de ciudadanos mexicanos con derecho a voto los que aprueban su estilo y forma de gobernar.
Te quiero decir que si el padrón electoral es poco más de 93 millones y medio de ciudadanos –48 millones 682 mil mujeres y 44 millones 957 mil hombres inscritos hasta el 13 de enero de este año, la aprobación que tiene AMLO es del 56%, lo cual te puede dar una idea de la seguridad que tiene de que “sus” candidatos empezando por el presidencial, postulados por “su” Morena con “su Amlito” como fetiche, arrasen en las próximas elecciones federales del 2024.
Pero eso lo logrará sin problema, siempre y cuando pueda reestructurar al INE como pretende para adecuarlo a sus necesidades, sacando adelante su Plan B de la Reforma Electoral.
También es de advertirse que otro escollo que pudiera tener es que la alianza Va x México del PAN, PRI, PRD se consolide con firmeza y postule como candidato presidencial a una persona –sea hombre o mujer- con prestigio, empaque y reconocimiento a su trayectoria no solo en el país, sino a nivel internacional, y que sea, por lo mismo, lo suficientemente capaz de enfrentar a la “corcholata” que él seleccione.
No se necesita mucho para definir por qué, hasta ahora, por parte de la alianza Va x México no se menciona a ninguna persona con esas cualidades y el tiempo avanza inexorable.
Hay que decirlo, desafortunadamente solo se escuchan los desprestigiados nombres de siempre. Con ellos anuncian su derrota.
Y claro que esa debilidad, o gran vacío de los partidos de oposición, pues es aprovechado por “la moreniza” que de hecho tienen franco –por ahora- el camino del triunfo en el 2024.
Hasta aquí, por lo pronto, el tema electoral.
Seguimos:
2.- López Obrador ya le metió el acelerador a la construcción de sus obras emblemáticas para detonar –como tiene planeado- el boom en el sureste del país con el Tren Maya, la Refinería de 2 Bocas y el Corredor Transístmico que conectará el Pacífico con el Golfo -entre Salina Cruz y Coatzacoalcos- pues su intención es que empiecen a funcionar, aunque sea parcialmente, -como el aeropuerto “Felipe Angeles”- antes de que termine su mandato más o menos en 600 días.
Para ser exacto, el 30 de septiembre del 2024, AMLO dejará la Silla del Aguila, saldrá de Palacio Nacional y se irá a su rancho –cuyo nombre para que no se malinterprete y por respeto, me abstengo de apuntar- para recluirse ahí y se dedicará a escribir sus memorias, desligándose completamente de la política, cosa que francamente yo no le creo.
ADENDUM:
En el siguiente Candelero terminaré de comentarte en lo que el señor presidente finca su optimismo sobre la bonanza económica y paz social que tendrá México en el 2024 cuando termine su mandato.
Por lo pronto él se siente en el cénit del poder y feliz lo disfruta.
Y lo que sea: si ganó la Presidencia en el 2018 con 32 millones de sufragios, creo que si en estos tiempos fueran las elecciones y él participara, sin duda volvería a triunfar, pero ahora con ¡52 millones de votos!
Hay que aceptarlo…es un fenómeno político....la neta…eso es.

Abraham Mohamed Z.
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