La mayoría de los maestros, en la actualidad, se han encontrado con una dificultad de origen en su formación docente: al tener que ofrecer clases en línea, se rompe el vínculo maestro-
alumnos, elemento hasta hoy considerado básico para llevar un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje.
Sin embargo, en los tiempos actuales, el mundo ha tenido que modificar sus sistemas de impartición y transferencia del conocimiento para alcanzar la efectividad en el proceso de enseñanza aprendizaje. Los alumnos y profesores de todos los niveles están, desde hace más de dos años, forzados a incorporarse a clases en plataformas digitales: lo que antes era opcional, se ha convertido en imprescindible. Es la era de la educación en la modalidad en línea.
Ha sido un reto mayúsculo para todo aquel que pretenda brindar su conocimiento a sus estudiantes, ya que aprendimos que se requieren nuevas técnicas del contacto humano, se precisa la detección por parte del docente experimentado, que con observar a sus alumnos sabe si está comprendido el tema o hace falta reforzar aún más.
Las pantallas, no transmiten esa sensación, lo cual llega a ser una frustración para el maestro… y para sus alumnos también. Qué lamentable que, al terminar las clases, el profesor ya no interactúa con sus discípulos puesto que, al concluir la sesión, se apagan las pantallas y se cierra la conexión.
Es del conocimiento común, que el proceso de aprendizaje que se da es colectivo. En estos últimos años, los alumnos han perdido el incentivo de competir en la participación, considerando no tener la presión de los compañeros por contestar.
Sumado a esto, se presenta la falta de un espacio dedicado exprofeso al estudio, ya que es común ver a los alumnos tener durante un día diferentes fondos de pantalla: su recámara, la sala, quizás el comedor, o en el mejor de los casos un estudio; en muy pocos casos cuentan con espacios exclusivos para tener un día de clase en línea.
Actualmente se requiere que, de manera global, tanto facilitadores, profesores y capacitadores adquieran las herramientas y habilidades en su manejo y se vuelvan especialistas en ofrecer clases en línea utilizando numerosas aplicaciones, dispositivos y herramientas digitales, desde la planeación y programación en las diversas plataformas, así como el diseñar y elaborar planes didácticos, transformando asimismo sus respectivos materiales de apoyo.
Es de suma importancia que los docentes sepan planear y preparar sus clases en la modalidad en línea. Entendamos que la inmensa mayoría de los maestros fueron formados en una modalidad tradicional: la presencial. Actualmente se requiere contar con clases que no solo motiven a los asistentes a aprender, sino que haya un seguimiento personal permanente durante el proceso que los mantenga interesados.
Estas nuevas funciones, además de las herramientas tecnológicas de formación académicas se deben adquirir, no sólo por las nuevas generaciones de pedagogos, sino por todos los que integran la planta docente. Se comprende que el orbe está en un momento disruptivo; la normalidad, como se entendía antes de 2019, se ha ido para siempre, los cambios han sido drásticos y vertiginosos y hay que alcanzarles el paso. A partir de este momento, los maestros deberán estar siempre actualizándose para que sus alumnos aprendan más y mejor… y evitar volverse obsoletos ambos.