Durante los programas de radio de Francisco Huerta, “Inocente o culpable” y “Voz Pública” que se difundía por Televisa Radio, a través de la XEW en los años ochentas, la ciudadanía se expresaba con absoluta libertad, llamaban y el equipo de Don Paco grababa las llamadas,
no se leían las opiniones, se difundían al aire, porque decía el conductor que leer una llamada, no era lo mismo que escuchar con la entonación y las palabras precisas del ciudadano, ese era el mérito de Francisco Huerta, abrir los micrófonos de la XEW en los tiempos en que gobernaba el PRI, cuando el dueño de Televisa Don Emilio Azcárraga Milmo se definía sin ambages priísta. A ese mismo programa asistieron por primera vez en estaciones de radio, para que se difundiera, precisamente en la XEW los entonces miembros de la corriente democrática, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Cuauhtémoc Cárdenas después Maquío, Heberto Castillo y Rosario Ibarra, el programa sostuvo la tesis de que el circulo de comunicación no se interrumpía, con un emisor y un receptor, sino que se completaba, en el momento en que el ciudadano respondía y participaba, lo novedoso del programa era precisamente que el circulo se completaba cuando el ciudadano hablaba y escuchaba su voz y se expresaba libremente y con respeto de todos los temas que ahí se trataban o inclusive proponían temas nuevos, lo que refrendaba el nombre del Programa “Vos Pública” Vox lex.
Desde los años ochentas, también en ese mismo programa, un anciano de Aguilillas, tuvo el valor y la osadía de denunciar lo que ahí sucedía con la delincuencia en esa población, prácticamente se erigió ese hombre – de cuyo nombre no puedo recordar – se atrevió a denunciar y fue reportero ciudadano, hasta que lo asesinaron, y nunca hubo ni investigación, ni poder gubernamental que pudiera frenar el avance de la delincuencia en la zona. Menos aún hubo quien investigara y castigara a los homicidas de ese ciudadano, reportero ciudadano que tuvo la valentía de denunciar lo que ahí en Aguililla sucedía. Han pasado casi cuarenta años en que Aguililla vive en tierra de nadie, donde nadie se ha atrevido a poner orden, y la delincuencia y la violencia sigue imperando en esa parte de nuestra Patria.
El tema de Aguililla desde los ochentas ha ido escalando paulatinamente, ha sido tema recurrente de diversos medios de comunicación sin que ningún gobierno, ni federal ni estatal, ni municipal pueda atender y resolver el problema de la seguridad en Aguililla.
Sin duda quedará para la historia como una asignatura pendiente de todos los gobiernos, complicidades, encubrimientos, cómoda complacencia o conveniente silencio, voltear la vista para otro lado, distraer la atención a otros problemas, o frivolidad de los gobiernos, que eluden por incapacidad para ejercer el derecho o por miedo, pero mientras no se resuelva Aguililla, sin duda pasará a ser para la historia, otro problema más de calibre 4T que recordará que ahí no puede nadie, que subraya que el uso de la fuerza del Estado es discrecional no legal.
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