Las fuerzas armadas en México, distintas a las de algunos países latinoamericanos, surgidas directamente del pueblo, son populares – que no populistas – a diferencia de aquellos, no estudian en escuelas elitistas.
Durante el proceso democrático de México con el comienzo de la alternancia partidista, fue garante del cambio democrático.
Los militares, han sido disciplinados y respetuosos para no opinar en materia política, de manera similar al trabajoso respeto del clero, para preservar la laicidad del Estado.
Por qué respetuosos en esos temas, porque deben estar conscientes de la dimensión del poder e influencia que ostentan. Eso precisamente, el “poder” modifica o hace la diferencia entre “el ciudadano de a pie”. Por ello, queda aclarado, que nadie con poder, menos con poder público, puede engañar, con el estribillo de “tengo mis derechos como ciudadano” mientras se ejerce un poder, cualquiera que éste sea, resulta ridículo pretender simular que un individuo se desprende, de ése poder, para ejercer sus derechos ciudadanos.
Los militares saben de la fuerza que tienen, la fuerza de los ejércitos, la misma de la que habla Duverger como factor real de poder. Ésa misma que mantuvo en el poder a las dictaduras latinoamericanas y que sostuvo a Chávez en Venezuela, quien tuvo una formación castrense elitista y que hoy también sostiene a su inmaduro heredero Maduro.
Las fuerzas armadas mexicanas, nunca han dado golpes de Estado en México – con excepción del caso muy especial de Huerta – como sucedió en Latinoamérica. Chávez en Venezuela, transfirió muchas actividades empresariales a los militares para corromperlos, para hacerlos coparticipes de los beneficios de las empresas del gobierno, para comprometerlos y comprar su fidelidad. El caso de México es muy distinto – aunque debemos admitir que puede haber excepciones – pero afortunadamente no es la regla en el ejército.
Tres acciones sucesivas en menos de cuatro días, sacudieron al gobierno actual, el jueves 18 la difusión de una investigación del periodista Carlos Loret, de 966 contratos revisados y signados por el ejército con motivo de la construcción del pequeño (14 espacios para aviones) Aeropuerto de Santa Lucía que sustituye al NAIM aeropuerto grande (120 espacios para aviones) en Texcoco que fuera cancelado, donde se evidencia CORRUPCIÓN, la declaración del sábado 20 del General Secretario de la Defensa, donde convocó a poyo de la 4T algo que no se había visto y el decreto emitido el 22 de noviembre donde se ordena el blindaje de las obras emblemáticas del régimen, Obrador declaró no estar encriptando la información – no por el momento – pero hasta cuándo, porque lo que eventualmente pudiera significar hallazgos de corrupción como ha sucedido con anterioridad en casos evidentes de corrupción como en la Función Pública, pero aquellos gobierno tan criticados por el actual régimen los encarcelaban hoy nada más los destituyen. Y por otro lado, cuando funcionarios honorables renuncian al expresar su desacuerdo, iracundo desde Palacio los insultan.
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