Recientemente los estudiosos de la conducta humana llaman la atención de un tema, que debiera preocuparnos a todos,
si no es que debiera alarmarnos. La dinámica del mundo moderno está afectando a toda la sociedad no respeta, clases sociales, condición económica, edad, actividad, nivel cultural, sexo, condición laboral o desempleo, afecta a todos por igual.
La cadena puede comenzar por cualquier pretexto insignificante, desde un simple medicamento para el dolor o alguno para el insomnio o la necesidad de mantenerse despierto, es el caso de los conductores de camiones de carga – y a veces de pasajeros – nuestras carreteras están infestadas de conductores adictos a pastillas que los mantenga despiertos y no significa que hayan tenido la propensión a las drogas, su condición laboral les orilló al consumo de medicamentos que los llevó a las adicciones.
En su entorno si usted pone especial atención inclusive, lo más lamentable y triste es que hasta en su entorno familiar, se encuentre con casos incipientes o avanzados de adicciones a veces imperceptibles e intrascendentes, pero cuidado, la enfermedad puede ir creciendo hasta escalar a niveles incontrolables o de alto riesgo que por lo general resultan irreversibles.
Siempre – a pesar de lo que sostengan algunos médicos – lo más sano es resolver cualquier alteración con medios naturales y evitando en la mayor medida posible el consumo de cualquier tipo de medicamentos.
La cadena asesina comienza con un dolor de cabeza, insomnio, que va causando ansiedad, adicción hasta llegar a la muerte por consumo excesivo de medicamentos o sobredosis, así sin darse cuenta, sin advertirlo muchas personas de todas las edades están cayendo en el infierno de las adicciones y conste que no necesariamente se trata solo de consumidores de drogas en general, alcoholismo o sustancias sicotrópicas, el riesgo es absoluto y real.
México debiera poner énfasis – como ya lo está haciendo Estados Unidos – en la salud pública de sus ciudadanos, con el grito de alarma que significó el fentanilo, pero recordemos que México – por la vecindad con el gigante del norte – estamos expuestos a “el que hace la mano hace la tras”, hace algunos años entendíamos el consumo de drogas en Estados Unidos por ser un país belicista, un país con una economía de guerra, pero cuando el mercado de las drogas se saturó, nunca imaginamos que México, de ser un país de tránsito de drogas transmutaría en un país consumidor de estupefacientes.
Actualmente México tiene mexicanos altamente capacitados en el tratamiento de adicciones, su tratamiento es doloroso para los familiares, debido a que en algunos casos implica reclusión e incomunicación con sus seres queridos en periodos que van, desde ocho o doce semanas e internamiento de hasta nueve meses a un año.
En la lucha de este tema de salud pública, hay expertos de prestigio internacional, en Jalisco, José García o Héctor Figueroa que imparten conferencias y cursos, que en algún momento atendieron el tema de adicciones en el estado, su experiencia debe aprovecharse para salvar vidas. Pero seguramente en el país existen muchos expertos que luchan contra ese mal, que cada día cobra más vidas.
Eduardo Sadot Morales
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