Este mes fueron asesinados más periodistas, en México van cinco en este año, la organización Artículo19 los tiene
documentados, las cifras han ido en aumento y son muchos los factores que originan la violencia contra ellos. Durante el gobierno actual han asesinado a 43 periodistas el índice más alto de los gobiernos en México. Sin contar los atentados fallidos como el de Ciro Gómez Leyva.
Los periodistas, son la consciencia crítica de los pueblos, esto quiere decir, que por su propia naturaleza la sociedad busca desahogar su reclamo ante injusticias, resentimientos y abusos, es la válvula de escape de la sociedad o el refugio y esperanza de un sentimiento reprimido, es la impotencia de quienes no tienen voz, es el grito ahogado y desesperado de quienes no tienen manera de gritar ¡ya basta!
Son los periodistas los que evidencian los abusos del poder, portadores del reclamo ante la corrupción y negligencia de un gobierno, pero pagan el precio de su hazaña con la vida, porque se vuelven receptores del odio de los gobernantes, cuyo poder se vuelve un coctel explosivo, cuando un gobernante tiene mucha influencia sobre sus seguidores, resentimiento adicionado con carácter violento y visceral, con un liderazgo rallante en el fanatismo, manipulador e irresponsable que convoca a la venganza, intencionalmente, que sabe que con señalar a alguien para intimidar, es un llamado a la violencia y no nos vengan con que no lo sabía o no lo sabe o que ingenuamente habla sin conocer sus consecuencias, eso no es creíble, antes al contrario, es perversidad extrema, es crueldad con aires de arrogancia represiva, seguro de impunidad. El cinismo galopante de acusarles de mentirosos y corruptos en cualquier entrevista.
La vorágine de noticias, desde las políticas como la interminable lista de violencia entre bombas y enfrentamientos sangrientos, derramamientos contaminantes que provocan un reclamo ambiental mundial, el disimulo presidencial le hace superlativamente culpable e irresponsable.
Ya basta de muertes y atentados, mientras otros “periodistas” lisonjeros se enriquecen a lo largo y ancho del país, formando olas de vituperios y calumnias en defensa de las ruinas irreconocibles de lo que fuera un liderazgo popular, tirado por la borda por corrupción, mentiras, ignorancia, engaños, traiciones, arrogancia y torpezas.
Caricaturistas sin escrúpulos, una comadre directora de un diario, estúpidamente enriquecida aprovechando el prestigio vendido a universitarios adoctrinados, incapaces de reaccionar ante la nueva imagen de pasquín gubernamental.
Fotógrafos vengativos e insensibles, maquinadores y fabricadores de culpables, cargados de resentimiento que no se tientan el alma al maquinar y hasta simular robos destruyendo familias de policías honestos, como el caso de Quintana Roo, de un fotógrafo salido de las cloacas policiacas para babeante saborear su venganza, ante la impasividad de fiscales, jueces y magistrados.
Eduardo Sadot Morales
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