El ministro Arturo Zaldívar del Poder Judicial al cinismo sin recato. Con el tiempo los estadistas crecen y los políticos
desaparecen, José López Portillo y Pacheco el presidente de México que dijo alguna vez, que lo peor que nos puede suceder a los mexicanos, es que lleguemos a ser un país de cínicos, hoy sus palabras cobran vigencia y su figura de estadista también.
Hoy vemos cómo cínicamente se miente desde las mañaneras, contradicciones desde Nuevo León, de un Samuel que también cínicamente se contradice, o un político “independiente” como Pedro Kumamoto, que vergonzosamente, después de convencer a sus seguidores y criticar a los partidos y a MORENA se entrega de rodillas, como en Yucatán el Partido Verde, un satélite de MORENA, cuando le llegan al precio y se corrompe. Así ahora Jorge Carlos Marín, así vemos el cinismo de expriístas prostituirse ante MORENA. Así también, cínicamente Dunia Dunlop, saltando al partido en el poder en busca cínicamente del poder por el poder.
Una cosa son las alianzas y coaliciones – práctica común en los regímenes parlamentarios – que son estrategias validas de la real politik y otra muy pero muy diferente, es la traición urdida desde las más bajas ambiciones humanas por el poder, lastima la cobardía de los silenciosos, frente al apetito de los trepadores.
El ministro Zaldívar renunció y la constitución establece en su artículo 98 que “las renuncias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado.” Habrá que ver el argumento del presidente como “causa grave” para aceptar su renuncia, luego en el senado se aprobará por mayoría simple.
Después habrá de atenerse al artículo 95 fracción IV que establece que “Para ser electo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se necesita: IV. Gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito que amerite pena corporal de más de un año de prisión; pero si se tratare de robo, fraude, falsificación, abuso de confianza y otro que lastime seriamente la buena fama en el concepto público, inhabilitará para el cargo, cualquiera que haya sido la pena.” De donde se colige que si hubiese incurrido en falsificación quedaría inhabilitado para ello, pero es claro que la corrupción del presidente se ha hecho cómplice en otro caso como fue el de la ministra Esquivel ya que la falsificación tiene como sinónimo el engaño, plagio, adulteración y corrupción.
Ya aceptada su renuncia se procederá a su sustitución, de acuerdo a la Constitución en su artículo 96. “Para nombrar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia, el presidente de la República someterá una terna a consideración del Senado, el cual, previa comparecencia de las personas propuestas, designará al Ministro que deba cubrir la vacante. La designación se hará por el voto de las dos terceras partes de los miembros del Senado presentes, dentro del improrrogable plazo de treinta días. Si el Senado no resolviere dentro de dicho plazo, ocupará el cargo de Ministro la persona que, dentro de dicha terna, designe el presidente de la República.” Así con corrupción nuevamente operará el presidente, la sustitución del ministro Zaldívar, con otra mujer igualmente cuestionada que podría ser a sugerencia de Sheinbaum, Ernestina Godoy incondicional, como quizá a estas alturas también suceda en la UNAM con otra mujer. Repitiendo la receta de la CNDH y el INE. Mujeres morenistas que distan mucho de representar a la moderna mujer mexicana, rebelde, innovadora propositiva y sobre todo independiente pero en MORENA todo lo contrario sus representantes son sumisas abnegadas, sojuzgadas y sometidas, tristemente hasta serviles al hombre macho de palacio.
Eduardo Sadot Morales
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