En periodismo se llama “entrevista”, en medicina y sicología “diagnóstico”, en ciencias jurídicas “interrogatorio”
en los tres casos la habilidad del médico o sicólogo, el periodista y el abogado, permiten escudriñar en busca de la verdad, a veces las técnicas indican que deben hacerse preguntas sesgadas para dejar que el interrogado, el entrevistado o el paciente a diagnosticar se confien. y dicen espontáneamente la verdad o afloren sus intenciones o pensamientos enmascarados o que pretenden ocultar.
La reportera Jesica Zermeño preguntó al presidente sobre la aplicación de la ley de transparencia, el presidente – como hoy es conocido mundialmente – dijo que por encima de la ley está la “autoridad moral” del presidente.
Con esa declaración obrador exhibió su postura autoritaria e intolerante a nivel internacional, no solo nacional, de un hombre que cree que es infalible y que en su defensa sostuvo –sin argumentos sólidos– que asiste la razón.
Desde luego que al presidente lo tiene alterado el famoso hashtag #narcopresidente, porque pega en la línea de flotación de su discurso propagandístico de “honestidad” donde lo primero que pasan por alto sus simpatizantes es que “alabanza en boca propia es vituperio” lo que pretender ignorar, es que el único que dice que es honesto es él mismo, por ello cuando un medio periodístico cuestiona su “honestidad” a falta de argumentos, cuando el entrevistado o diagnosticado se sabe pillado, se molesta, y arremete con violencia verbal contra. la prensa, desviando la atención o encaminándose a un espacio irracional, así el presidente declaró que su “autoridad moral” está por encima de la ley, ya con anterioridad había dicho “y que no me vengan conque la ley es la ley” lo que deriva en la pregunta de cómo, quién o con que indicadores se le califica su “autoridad moral”.
Lo sorprendente es que siendo un licenciado en administración pública egresado de la Facultad de Ciencias Políticas no tenga clara la diferencia entre principios generales del derecho, justicia y leyes. De entrada obliga a pensar, qué tanto aprendió en la universidad a lo largo de su carrera, como para no conocer la importancia de esas diferencias.
Ya perdidos los estribos, no midió las consecuencias de sus palabras, al ser cuestionado por dar a conocer el teléfono privado de la corresponsal del New York Times, contraviniendo la ley de transparencia y evidenciando su desprecio por las leyes, como lo haría cualquier dictadorcillo tropical. , con autoritarismo e intolerancia.
Dónde quedó la habilidad para manejar sus conferencias de prensa, le ganó la arrogancia y su sobrada soberbia.
No midió las consecuencias de su “barrida”, confiado en la comodidad de las mañaneras con periodistas a modo, con preguntas de subordinados, estaba frente a una periodista con habilidades profesionales y reconocimientos de medios internacionales.
El periodista solo siguió la lógica de la entrevista, sin salir de su objetivo, en busca de la verdad, el presidente reaccionó fuera de juicio, con el hígado, consecuencia de dos semanas del señalamiento de “#narcopresidente” en una defensa torpe y deshilvanada. .
Hoy la exhibición es de dimensiones mundiales, cuando apenas había concedido la primera entrevista “tête-à-tête” a un medio extranjero, casualmente a una periodista rusa, conocida como propagandista del gobierno ruso del presidente Putin, en un mundo polarizado por la guerra. de Ucrania, entre las fuerzas rusas y aliados europeos y americanos, las repercusiones con el principal socio comercial de México, pueden ser de pronóstico reservado.
Eduardo Sadot Morales
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