Ante el silencio complice, feminista. El presidente ha dado muestras de su fobia a las mujeres, las usa las manipula pero
no las respeta y en cuanta oportunidad tiene para atacarlas, lo hace sin miramientos, con odio enfermizo, solo conserva a las que se someten a sus caprichos, como el caso de Sheinbaum, Olga Sánchez Cordero, a la que por cierto no le importó arrastrar su prestigio, su nombre y el de su ilustre ancestro, pero en el caso de Lily Téllez, María Amparo Casar, Norma Piña y Xóchitl Gálvez, está dispuesto a usar toda la fuerza del Estado, todo el poder presidencial y lo ha hecho, a pesar de que sus corifeos y paleros a quienes ha humillado como Norroña y Epigmenio presumen que no es un tirano porque “no ha atacado a nadie” pero ignorando a los ambientalistas asesinados, para congratularse con él y seguir mermando las arcas del Estado.
Sheinbaum es su candidata porque está más que convencido que la tiene domesticada, se llena de alegría al ver como una doctora intenta mimetizarse para complacerlo y lo sabe, ella, inteligentemente mantiene esa actitud de hembra domesticada, a pesar de expresar en su muy reducido círculo personal lo que realmente piensa sobre él, mientras obrador ingenuamente sigue pensando que tendrá en ella una defensora de sus intereses, como lo sostienen en público y en privado sus hijos. Al tiempo se verá llegue o no llegue a la presidencia, triste y decepcionante final le espera en el tiempo que sobreviva a la presidencia.
El caso de Lily Téllez es más que evidente.
Recientemente todos fuimos testigos de la saña e irresponsabilidad con que atacó a María Amparo Casar utilizando la información confidencial en su poder a través del SAT, pateando la ley, reviviendo un asunto que ha prescrito por ley, con o sin conocimiento de las consecuencias, que en términos reales jurídicamente no había nada que hacer en contra de una dama.
El caso de la presidente de la Suprema Corte Norma Piña, su odio se funda en el coraje que le ocasionó, no haber podido nombrar presidente de la Corte a la esposa de su socio, a pesar de ser cuestionada por el tema de su tesis, lo que quería era controlar al poder judicial y manejarlo a su antojo, utilizarla para sus caprichos y dar rienda suelta a sus venganzas contra sus enemigos, que él llama adversarios además de violar impunemente la Constitución, como lo ha hecho desde el momento que las mañaneras violan flagrantemente el artículo 134 Constitucional en su penúltima fracción, ha utilizado a sus fanáticos para hostilizarla, insultarla y no ha dicho nada, antes por el contrario da muestras de complacencia ante el mal trato y los insultos a Norma Piña, su silencio cómplice es una manera ostensiblemente aceptada y promovida con sus expresiones desde palacio, las declaraciones respecto a su relación con el exministro Zaldívar son la más fehaciente prueba de su aprobación y acuerdo de los insultos y amenazas de las que ha sido objeto la ministra presidente, que además es otra dama.
El más evidente desprecio hacia las mujeres fue el caso de Xóchitl Gálvez que no obstante habiendo obtenido una orden judicial para acceder a las mañaneras en la cara de todos los mexicanos hizo todo por no darse por notificado de la resolución del poder judicial para que pudiera defenderse en el mismo medio – la mañanera – en que fuera calumniada.
Luego de tantas evidencias, nos preguntamos donde están las feministas luchadoras por el respeto a la mujer y los derechos de género, acaso Sheinbaum las compró con la promesa de poner una estatua de la mujer en lugar del monumento a Cristóbal Colón, todas las feministas luchadoras han guardado silencio ante las agresiones a otras mujeres, quizá esos movimientos feministas son discriminatorios o selectivos o peor aún, sumisas frente a las decisiones de un hombre, donde quedó su congruencia y solidaridad femenina, son combativas con la bandera de reivindicadoras de la mujer, pero no ante un hombre poderoso, en ésa ruta pobre país, pobre movimiento y cuantas feministas han sido cooptadas y controladas o quizá manipuladas humillantemente, comprando su silencio cómplice, por sus lideresas o por ellas mismas, porque por las evidencias no se ven nada solidarias con sus pares mujeres. Parafraseando a Quevedo, “valientes feministas porque de femeninas no tienen nada”.
Eduardo Sadot
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