El Dilema; Votar o no Votar...

Hemos escuchado voces que anuncian como agoreros del desastre ¡México va a la dictadura! ¡México va camino a
Venezuela! ¡vamos a un régimen como Cuba! Unos gritan alarmados, mientras sus voces son acalladas con gritos como ¡es un honor estar con obrador! Otros dicen que los adversarios no soportan aceptar que México ha cambiado – dicen – esos que se oponen extrañan los privilegios perdidos. Adoctrinada la muchedumbre, esa que definió espléndidamente Polibio doscientos años antes de Cristo, la oclocracia, una variable perversa de la democracia, disfrazada o disimulada por el poder argumentando que esto es democracia, cuando se desnuda un poco, el análisis no resiste – por evidente – la comparación crítica entre democracia el gobierno del pueblo y oclocracia el gobierno de las muchedumbres, el lumpen, de las cloacas.
 
El elector mexicano pensante, está frente a un dilema, votar o no votar. Cuando la elección enfrenta variantes que no se habían dado en el tránsito democrático, los ciudadanos no van a contar los votos, la elección tampoco tiene facilidades para el ejercicio del voto, desde el momento que el ciudadano elegirá de entre largas listas donde tampoco hay campañas abiertas ni mecanismos eficientes para ser conocidos quiénes han de ser electos. El órgano electoral encabezado por una mujer incondicional con el hombre que sin diagnóstico ni análisis serio y desde su visión vengativa contra un Poder Judicial usando la ley – esa misma – de la que declarará que “a mí no me vengan conque la ley es la ley” ya desde el gobierno de la ciudad, a la que por cierto ensayando su comportamiento contra la ley habiendo sido candidato en su lugar de nacimiento y siendo evidente que no contaba con los requisitos elementales para gobernar otra ciudad – la ciudad de México – le permitieron ser candidato. Luego, en el caso del “encino” a pesar de una orden judicial decidió desacatar la orden colocándose en una condición contra la ley. Luego en el ejercicio de la presidencia esquivó la ley declarando obras como de “seguridad nacional” deliberada e intencionalmente contra la ley, en una maniobra chicanera y leguleya.
 
Votar para que, si el voto es en blanco lo llenen a su antojo, si es en contra, lo lean a favor de quien quieran, si lo anulan lo leerán como voto a favor de quien se les pegue la gana, si no votan y no les alcanza la participación mínima, llenarán a su antojo las boletas necesarias para evitar que anulen la elección, la elección se puede ejemplificar con la frase de Sancho en el Quijote, “si el cántaro da en la piedra o la piedra en el cántaro, es malo para el cántaro” Anular la elección sería lo mejor para México, para los mexicanos y para Sheinbaum, lo sorprendente es la cáfila que aplaude la destrucción de la patria, obediente al resentimiento, odio y capricho de un solo hombre, exactamente igual que a Hitler en la Alemania nazi. ¡bienvenidos a la dictadura! A leer los ensayos el de “La Ceguera” y el de “La Lucidez” de José Saramago. O quizá a Albert Camus, “La Peste”. No sabemos, ¡pero algo hay que hacer!.
 
Eduardo Sadot Morales, Figueroa
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