Incertidumbre e impotencia ante la realidad mexicana

QUE TIPO DE MEXICANO ES USTED Y QUE TIPO DE MEXICANOS SOMOS...


Es la pregunta que nos hacemos y debemos hacernos todos los mexicanos, no importa la condición escolar, social, económica, partido o ideología, duele México, hierve la sangre ante la destrucción e incertidumbre, de impotencia como la que sintiera una parte de los alemanes frente al partido nazi y su Führer.

Qué tipo de mexicanos somos y qué pensarán de nosotros dentro de unos años, las nuevas generaciones, nuestros descendientes, nuestros hijos y nuestros nietos, nuestros familiares, cuando analicen esta etapa histórica de México y de la vida. Cómo es posible que los mexicanos vendan sus votos, como han mentido toda la vida. La compra de votos y la perversión de una democracia para conseguir el número de lectores necesarios para cambiar la Constitución, como se les pegue la gana. La manipulación de las conciencias, adoctrinándolos y engañándolos o convenciéndolos de cómo deben votar a conveniencia del partido en el poder, como ayer, como hoy, como siempre, nos preguntamos si ese será el destino, el hado de México. El engaño De creer que estamos mejor para adorar el yugo de una tiranía que poco a poco muestra su rostro con cara de mujeres y hombres asesinados. La simulación de que vamos mejor, nada más porque con dinero y con la necesidad de la pobreza, se convenza a la mayoría. Verdaderamente los están engañando, nos están engañando o somos unos cínicos, que a pesar de ver las evidencias y la verdad nos hacemos disimulados y cínicamente aplaudimos coreando “es un honor …” Aceptamos una realidad, que algún día se nos levantará y nos señalará con dedo flamígero, acusador, por  ¡patricidio consumado! Y orgullosos de haber sido cómplices o culpables de destruir un país, los acordeones para una elección manipulados y manejados por el partido en el gobierno. Para capacitar para a la elección que apesta y exhala olor a dictadura. Ver impotentes a la caífa de dóciles y serviles electores incapaces de pensar por sí mismos. Estamos frente a una elección manipulada, con devoción y cumplimiento del capricho de ¡un solo hombre! Al que no lo mueve el amor por la patria, ni el amor por el pueblo, solo su ambición de trascender a la historia. Con el engaño de aparentar ser bueno y honesto solo porque él lo dice. Ese que construyera un discurso a su persona porque no había quien se lo dijera él mismo comenzó el mito desde la frase ¡soy honesto! Como muchas personas que hacen cosas buenas para después hacer cosas malas impunemente, esa es la destrucción del país y esa la dirección que llevamos, no me vengan a decir que del poder judicial no servía nada absolutamente, cuando no hubo un diagnóstico para distinguir entre lo que sirve y que hay que conservar y lo que no sirve y que hay que cambiar. Es enfermarse de un dedo y que el médico recete como cura es cortar el brazo, en lugar de buscar un tratamiento y salvar lo que se tiene. Dentro de algunos años, cómo nos verán esas nuevas generaciones, qué van a pensar de nosotros, o acaso, qué preguntarán ante la ruina de la patria. Para entonces en lo que la hayamos convertido. De verdad los Noroña, los obrador, los Yunes, los Sabino, los Saucedo, los Batres, los Pérez Dayan, la lista es larga, acaso creen que el juicio de la historia les perdonará, les absolverá de sus crueldades contra lesa patria. Y los que hoy aplauden crean que el lodo no les alcanzará. De qué estamos hechos los mexicanos de qué nos hicieron, qué maldición tenemos para volver a creer en espejitos y en cuentas. En engaños, para después, consciente o inconscientemente decir no lo sabía, o simplemente así es la vida, siguiendo el manual de su partido – calca del partido nazi – dirán. Así era antes y no tiene porque ser distinto, justificarse con “bueno así son los políticos” para evadir la responsabilidad. Qué triste y que tristeza, se siente por la patria por el futuro de las nuevas generaciones por México, y qué desperdicio de tiempo, empeñados en destruir lo construido, incapaces de conservarlo avanzado. Como incienso quemado ante la imagen del ídolo, ¿será ése el destino de México?

Eduardo Sadot Morales Figueroa

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