Ni el tesorito del subsuelo del Golfo de México, que tanto se publicitó hace unos años para impulsar la entonces fallida privatización del petróleo, ni las carretadas de capitales de inversión que vendrían del extranjero como consecuencia de la reforma energética han logrado impulsar la economía nacional, hoy más amenazada que
nunca por los bajos precios internacionales del crudo.
Después de dos años con raquíticos crecimiento, 1.1 por ciento en el 2013 y algo menos del 2.5 por ciento para este año, la secretaría de Hacienda presentó el pasado 5 de septiembre su paquete económica en el que auguraba un aumento del 3.5 por ciento en el PIB para el 2015, pronóstico ya venido a tierra, aun antes de ser aprobado.
La volatilidad en el precio del petróleo, el incremento en la producción mundial de crudo y la disminución en la demanda de algunos países altamente importadores como Estados Unidos, abre un triste panorama al crudo internacional y especialmente a la mezcla mexicana, cuyo precio ronda sobre los 77 dólares por barril.
La estimación de un precio promedio anual en el crudo de 82 dólares por barril presentado por Hacienda en su Ley de Ingresos fue ya reducida a 81 dólares por la Cámara de Diputados y ahora el Senado baja el precio a 79 dólares, cotización aún estimada alta por algunos analistas.
La disminución en el precio del petróleo significará 8 mil 264 millones de pesos menos en los ingresos federales, baja que deberá reflejarse en el presupuesto 2015 o compensarse con más deuda, lo cual sería más riesgoso pues con las proyecciones actuales la deuda aumentará en 12 por ciento en solo tres años de esta administración.
Así, ya desde hoy se estima casi imposible el crecimiento anunciado de 3.5 por ciento para el año próximo, con presupuesto reducido y menos inversión foránea.
Por si ello fuera poco la balanza petrolera nacional se desplomó en los primero nueve meses del año, al caer su superávit en 48 por ciento, esto es casi 2 mil 700 millones de dólares menos de enero a septiembre en relación al mismo periodo de 2013.
Otra información que podría significar alarma entre los inversionistas es la que deberá dar a conocer en breve la secretaría de la Función Pública: el presupuesto que ocasionará la implementación de la reforma energética. Por decisión del Ifai, la SFP deberá revelar a solicitud de un particular este importante dato no conocido y a muchos podría asustar.