¿POR QUÉ NO GASTAR MENOS?

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En la medida que se acercan las elecciones para renovar los 500 miembros de la Cámara de Diputados, 9 gubernaturas, 17 congresos locales -incluido el DF-, presidencias municipales en 16 entidades y las l6 delegaciones en la capital del país, los datos son reveladores en cuanto a que se gastarán más de 32 mil millones de pesos en las jornadas comiciales, monto superior en más de un 60% de la anterior jornada nacional.

Este gastazo incluye lo que tiene previsto erogar el Instituto Nacional Electoral, los 32 organismos electorales locales y, naturalmente y los partidos políticos -hay tres más, que buscan su registro- que llenarán de propaganda en espectaculares, gorras, camisetas, despensas, materiales de construcción, etc., etc., en pos de la simpatía y del voto que los lleve a ganar alguno de los puestos de elección que se disputarán el próximo 5 de julio. 

En esta cantidad de más de 32 mil millones de pesos, desde luego, no están contempladas las erogaciones que hacen en propaganda los diputados federales actuales, los gobernadores salientes, los diputados locales y asambleístas, alcaldes y jefes delegacionales que están también en campaña con la obra que dejarán como legado para sus gobernados. Fácilmente pudiera ascender la cifra, conservadoramente, a más de 5 mil millones de pesos. 

A ello súmele lo que gastarán los gobernadores para sacar a los candidatos a gobernador, así como a diputados federales y locales y alcaldes para quedar bien, en el caso del PRI, con Enrique Peña Nieto y en el caso de la oposición con los respectivos jefes de sus partidos políticos. Se considera que los presupuestos de los gobiernos estatales, antes de las elecciones de julio, se ejercen en más de 80 por ciento en apoyos de todo tipo para la población, sin importar las leyes y las disposiciones de la Contraloría, off course, y sin que haya, al menos una sanción. 

Acusaciones de que hay manipulación y juego sucio de parte de los gobiernos estatales, delegados políticos, etc., pero la verdad la ley sobre la materia es letra muerta.

Con estas cantidades estratosféricas de gasto, ¿por qué no hay cambios en la legislación para que los partidos políticos reciban un mínimo de recursos económicos y que sean ellos mismos los que, con aportaciones de sus miembros, hagan las campañas? ¿Por qué en estos momentos de crisis financiera, con la baja en el precio del barril de petróleo y los vaivenes del peso frente al dólar, no se reduce el gasto en lo que se erogará en estos procesos electorales?

Y todavía más: ¿Por qué los partidos políticos no se autorasuran su presupuesto y lo devuelven a la Federación para apoyo al gasto que tendrá que reducirse, como ya lo anticipó la Secretaría de Hacienda, ante la situación que se vivirá en este año y que afectará en el crecimiento programado para el PIB?

Los partidos políticos están metidos en gastar y ganar, con ese dinero que reciben, en su lucha por el poder mismo y para satisfacer las cuotas e intereses de las cúpulas que deciden y que acomodan a sus incondicionales para que sigan chupando recursos de las nóminas en la Cámara de Diputados, alcaldías, ALDF, delegaciones del DF, nóminas de los congresos locales, etc, que les va a interesar servir para quienes, supuestamente, dicen representar y, ja ja ja, defender. 

Anote usted, al dar a conocer el PRI que José Ascensión Orihuela será el candidato del tricolor en pos de la gubernatura de Michoacán, a otro perdedor. Está nominado por el PRD, Silvano Aureoles, quien se presta a cobrar los favores hechos al priismo para sacar las reformas hacendarias y energética que tanto se siguen cacaraqueando como la supuesta panacea para los mexicanos. 

La negociación entre el PRI y los partidos de oposición como son Acción Nacional y de la Revolución Democrática estará vigente más que nada este 5 de julio. Orihuela va al sacrificio. 

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