Vecinos del pueblo de Santa Ürsula Xitla en la delegación capitalina de Tlalpan confían en que una vez que la doctora Claudia Sheinbaum asuma el próximo jueves el mando de esa jurisdicción político-administrativa ponga orden y sobre todo impida la corrupción a la que que atribuyen abusos y desmanes en contra de los tlalpenses.
Lectores tlalpenses de este espacio aludieron el episodio comentado aquí el pasado día 23 del corriente sobre el desalojo a cargo de cientos de granaderos de cinco familias, que derivó en un bloqueo de la calle de Santa Ursula, la principal de ese pueblo originario de Tlalpan.
Según los vecinos, el caso data de casi 50 años cuando el señor Francisco Hernández Hernández pagó un predio de poco más de 100 metros cuadrados a un familiar de la señora Carlota Espíritu, a quien atribuyen abusos y prácticas corruptas.
Aseguran que aun cuando la familia Hernández nunca escrituró el predio por falta de dinero y la ausencia de una cultura al respecto, ésta es la propietaria del predio que ha habitado por casi 50 años.
No obstante, la señora Espíritu, amparada en sus recursos económicos y –dicen los vecinos- la compra de jueces y abogados, echó el pasado día 23 del corriente a la familia Hernández del predio de Santa Ürsula con el apoyo de decenas de granaderos, cuya feroz actuación quedó evidenciada en una serie de grabaciones en poder de los vecinos.
“Me uno a la causa de mis vecinos y los apoyo totalmente. Están grabados los momentos donde llegan las decenas de granaderos a sacarlos y seguido de amenazadas por la supuesta dueña del predio”, dijo una de las vecinas de Tlalpan, en una carta enviada a este espacio.
La remitente, cuya identidad prefiere mantener en reserva, añade que los vecinos desalojados “tienen más de 40 años viviendo ahí”, pero por “el sistema de corrupción que bien es conocido en nuestro país obtuvo varios documentos falsos que a falta de conocimiento de la gente que ahí habita aplicaron la ley del más fuerte (el más poderoso) y los dejaron el en total estado de indefensión”.
Según esta vecina, los desalojados “se encuentran ya asesorados por un abogado penalista, quien los guiara profesionalmente en el asunto”.
Hace notar esta lectora que las personas desalojadas “viven al día, es gente sana y se quedaron sin un techo y sin recursos económicos para pagar su defensión. Varios vecinos estamos ya en una colecta para ayudarlos lo más posible y que se lleve un juicio limpio y justo”.
Dijo que en la zona impera “un ambiente de desconsuelo y tristeza” por el desalojo, que contraviene la ley.
Desde el desalojo, los damnificados permanecen instalados a media calle en una especie de picnic urbano, que convirtió la calle de Santa Úrsula en un nudo.
Pero no sólo eso. Desde entonces los negocios de la zona se han visto afectados por el bloqueo, lo que ha repercutido en sus ventas.
En consecuencia, aguardan con alta expectativa la asunción de Sheinbaum para que la nueva delegada impulse un nuevo orden legal en la demarcación que ponga fin a abusos y maniobras de poderosos que lesionan la convivencia urbana en Tlalpan. Fin
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