La alerta por el huracán “Patricia”, considerado el peor en la historia de México y probablemente del mundo, ya cesó, una vez que el gobierno de Enrique Peña Nieto evaluara el fin de los riesgos para la población de al menos tres estados del país
que afortunadamente no registraron bajas humanas como consecuencia del fenómeno, de un perfil muy peligroso.
¡Qué alivio! Los pronósticos sobre los riesgos de “Patricia” a los estados de Jalisco, Colima y Nayarit me hicieron recordar “las colas” de huracanes que viví de niño en el Caribe mexicano.
Aún recuerdo las alarmas que avisaban y antecedían el inminente impacto de estos fenómenos en Isla de Mujeres allá por los años 60´s. Se creaba entonces una atmósfera social de miedo, donde los marinos hacían –lo siguen haciendo- la diferencia.
Una cauda de viento con un sonido intenso, agudo, cargado de furia, invadía la isla como preludio del huracán, anunciado por la zona militar. El día se volvía noche y la lluvia llegaba cargada de presagios nada halagüeños. Era el tiempo para que la población colmara las pocas tiendas isleñas de víveres en busca de provisiones extraordinarias ante la incógnita de lo que pudiera pasar y el tiempo que podría prolongarse. Se agotaban prácticamente las vituallas, mientras los marinos se afanaban en amarrar con sogas de muchos hilos las viviendas, entonces de techos de palma.
Las casas quedaban prácticamente clavadas a los terrenos arenosos, asidas de alargadas cuñas metidas a la mayor profundidad posible. Las ventanas y puertas eran prácticamente tapiadas. La población permanecía a la expectativa, pendiente del fenómeno y los avisos de la autoridad que recurría al perifoneo ante la ausencia de cualquier otro medio de comunicación, la televisión incluida.
Cuando el huracán o “la cola” de éste golpeaba, la gente enmudecía, se miraba entre sí y aguardaba para saber los saldos. El ulular del viento acrecentaba los temores de los isleños, ya fueran nativos o los radicados por distintas razones.
Esa emoción y aún el recuerdo de esos fenómenos llegaron de nuevo cuando se anunció esta vez el impacto de “Patricia”, uno que se estimaba potencialmente devastador para las poblaciones de Jalisco, Nayarit o Colima, y en particular y como siempre para los sectores más pobres.
Por ello es de festejar que “Patricia” haya pasado sin dejar la estela de muerte que se vaticinaba. Esta vez, las autoridades pueden respirar tranquilas y hasta satisfechas de que el huracán no haya cobrado prácticamente ninguna vida. El gobierno de Peña Nieto tiene una a su favor y qué bueno para todos.
En los tres estados impactados, un total de 3 mil 500 viviendas tuvieron afectaciones y 3 mil 500 hectáreas de cultivos resultaron dañadas. Además, dijo,en las últimas 24 horas, 235 mil usuarios se quedaron sin energía eléctrica.
En realidad, nada proporcional cuando se considera una furia que se desplaza a más de 300 kilómetros por hora. ¡Enhorabuena! (fin)
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.