Los fantasmas de Maduro

SINGLADURA

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pasa los días tratando de “gobernar” bajo fantasmas por él inventados ante la ausencia de políticas de fondo que resuelvan los acuciantes problemas cotidianos de los más de 20 millones de

venezolanos. Es una lástima en un país como ese, dotado de una  riqueza singular, el agua parte de ella, según hace unos años me confió el extinto y prominente  embajador mexicano don Antonio de Icaza González.

Blanco predilecto y seleccionado de Maduro es el gobierno de Washington, al que el mandatario venezolano atribuye prácticamente todos los males de su país, sin considerar que éstos forman parte de la agenda, cuya resolución debería él mismo impulsar como primera tarea desde su cargo de presidente.

Recién el 27 de octubre, Maduro aludió al jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el general John Kelly, quien en una entrevista reciente difundida por la cadena televisiva CNN en español alertó sobre lo que es vox populi en Venezuela: la escasez o inexistencia de bienes básicos como consecuencia de las fallidas políticas económicas que se desarrollaron en buena parte desde los años de la segunda presidencia de Rafael Caldera (1994-1999) en su afán por congraciarse con los electores venezolanos y que resultaron en una tragedia económica nacional.

En su programa semanal de radio y televisión "En Contacto con Maduro", éste difundió un video en el que el jefe militar estadounidense dijo que ora cada día por el pueblo venezolano "que está sufriendo terriblemente" debido a que "su economía está literalmente, me parece, en punto de implosión. Los productos básicos, los pañales, el papel higiénico, los alimentos, por decir lo menos, es escaso o no existe".

De inmediato, Maduro respondió a los señalamientos, pero no para evidenciar la falsedad de éstos, sino para ratificar su intolerancia y peor aún para justificar la incapacidad del gobierno en resolver o al menos mitigar  los peores problemas del país.

Kelly "se está metiendo en asuntos que son nuestros, de más nadie. Los generales del imperio no son analistas ni comentaristas, ellos dan órdenes. Cuando ustedes ven que hablan de un tema y otro están dando órdenes, está apretando y afinando", dijo Maduro.

Y retomó su argumento favorito: “¿Quién dirige a los principales jefes de la embajada de Estados Unidos en Venezuela que están conspirando, el Departamento de Estado o el Comando Sur?".

El antiguo recurso de la conspiración para eludir responsabilidades y actuaciones. El hecho es que Venezuela, -insisto- un país con un alto potencial económico, está sumida en una grave crisis económica, que expresa una inflación de tres dígitos y la escasez de varios productos básicos, que según empresarios y analistas son generados por los severos controles de precios y cambio que están vigentes desde el 2003.

Lo peor es que no hay semana en que Maduro recurra a la desgastada cantaleta de la conspiración externa contra Venezuela. Lástima por los venezolanos. No merecen eso. Ya chole –allí sí- con Maduro. Fin

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