Venezuela, un espejo

CONGRESO MEXICANO

Los resultados obtenidos en las elecciones del fin de semana pasado en Venezuela no son más que reflejo de la fracasada lista de políticas que han impulsado en manos de un hombre que le ha apostado a la continuidad de Hugo Chávez, pero en su versión soberbia

y con peores resultados. Lo demostrado es clara muestra de que el populismo y sus nulas cifras no son el camino.

La evidencia es clara: una inflación alta que ronda el 200% de incremento, un PIB en franca caída, el vergonzante desabasto de bienes básicos, como si estuvieran en la etapa de posguerra, donde para conseguir un papel de baño hay que hacer largas colas, es decir, la degradación de un gobierno donde su población paga la alta cuota, incluyendo una tasa de desempleo que pasó en 2014 del 8 por ciento al 14 por ciento en 2015 y se prevé que termine para el siguiente año en una tasa del 18.1, hasta alcanzar el 28 por ciento en 2020.

Un gobierno populista, con la violencia como arma para amagar a cualquiera que no esté de acuerdo con él, desde ciudadanos hasta medios de comunicación, desde la oposición política hasta aquellos gobiernos que no piensan como ellos, el populismo como signo de intolerancia en un mundo cada vez más abierto y expuesto. Estos actos nos tienen que hacer pensar sobre el futuro inmediato y el tipo de gobierno que queremos en nuestro país, funcionar como un espejo para nuestras próximas decisiones.

Dicha reflexión nos obliga a repasar la evidencia del rotundo fracaso de ese gobierno; no se trata de hacer una crítica sin fundamentos al populismo, el riesgo está demostrado y hay quienes están dispuestos a estar en “esa lista” de populistas y asegurar el pleno empleo, escuela para todas y todos, como si fuera una fórmula mágica, evidencia, sí, de la ignorancia con la que deciden, haciendo creer que hablan con una sociedad como ellos, dándonos un trato de segunda.

Lo vivido este fin de semana muestra claramente que los venezolanos están hasta el hartazgo sobre la incapacidad de quien encabeza su gobierno. Y no menos importante es que el mundo –en su gran mayoría- festejó los resultados de la oposición, donde Nicolás Maduro no le quedó más que aceptar la derrota. Lo que es directamente proporcional al conjunto de sus políticas económicas fallidas, de sus programas clientelares, dirigidos. Sumando a la opacidad con la que rinde cuentas, porque los datos económicos desde hace rato que ya no son informados por su gobierno.    

México debe considerar los riesgos de un gobierno así, como respuesta a nuestros principales problemas, porque si creemos que con decretazo se atienden los principales lastres entonces no somos capaces de reflejarnos en el espejo venezolano.

En hora buena por las y los venezolanos que usaron su voto para darnos una lección acerca de que no hay gobierno capaz de imponer su voluntad, mi reconocimiento desde aquí.

Dr. Luis David Fernández Araya

*El Autor es Economista, Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.

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