Violencia y economía

SINGLADURA

La estrechez y/o escasez económica que padece una amplia franja de la población mexicana, una de las caras más crueles y me parece que poco tratada de la violencia que impera en el país, también repercute en los cruentos saldos que en forma cotidiana

sacuden a México.

Ninguno de estos dos fenómenos está disociado, insisto. Planteo el tema a propósito de una lectura de periódicos en la víspera dominical, y que me parece nada fortuita. Mire usted.

La madrugada del domingo al menos diez civiles murieron tras las balaceras, persecuciones, bloqueos y el incendio de vehículos en la ciudad fronteriza de Reynosa, donde autoridades del ayuntamiento encendieron el semáforo en amarillo e informaron que los enfrentamientos se dieron entre gatilleros armados identificados oficialmente como “civiles armados”.

En estas acciones tomaron parte, según el Grupo de Coordinación Tamaulipas, efectivos de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de la Marina  Armada de México (Semar), así como de las policías federal y estatal en esta frontera.

Y claro, como informan siempre este tipo de comunicados, los hechos sobrevinieron luego de que los presuntos delincuentes atacaron a los efectivos institucionales. Nunca es diferente, tome nota de esto.

Otros hechos delictivos con bajas, ocurrieron las últimas horas en el estado de Guerrero, donde cuatro personas, todos ellos jóvenes, fueron muertas en diferentes hechos.

Además, en Morelos fue hallado el cadáver de una mujer ejecutada y otros dos cuerpos de varones decapitados. Todo esto parte de la crónica violenta que persiste en el país y que según el gobierno tiende a la baja. Ajá.

A esta violencia física, sangrienta corre en paralelo otra de índole económica.

En director de Infonacot, César Alberto Martínez Baranda, admitió en el marco de la 79 convención bancaria en Acapulco que al menos la mitad de los trabajadores que obtienen un crédito tradicional del instituto a su cargo lo utilizan para comer ante el bajo poder adquisitivo de sus ingresos para solventar sus necesidades básicas.

Esta es la otra cara de la violencia que vive México  y que el gobierno desdeña, ignora o considera que le es ajena.

También en la víspera, vecinos de Ecatepec colocaron más de medio millar de cruces en la explanada principal de ese populoso municipio mexiquense en memoria de 612 jóvenes que fueron victimadas del año 2012 al 2016 en esta localidad, cuyos crímenes no han sido esclarecidos por las autoridades.

Esta también es otra de las manifestaciones del México violento que vivimos y que lleva a preguntar primero dónde está el gobierno y segundo ¿es viable en estas condiciones nuestro país?.

Sería útil reflexionar, intentar una respuesta a estas interrogantes, pero sobre todo actuar para exigir  un alto en el país a tanta y tan diversa violencia. (fin)

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