Ser y no ser

SINGLADURA

México se mueve como país y casi de manera constante entre lo que es, lo que debería ser y lo que no puede ser. Mire a ver. Recién en la víspera el presidente Enrique Peña dijo que “gozar de una vida plena y duradera no puede ser privilegio de unos cuantos mexicanos”.

Tiene razón el presidente. La salud, que es una condición esencial para una vida plena, no puede ser patrimonio de ciertos segmentos de mexicanos, pero lo es y usted lo sabe.

Más aún. Si por alguna situación usted ha tenido que visitar al médico en cualquier instancia pública de salud, seguramente ya sufrió las peripecias de acudir a una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde aún el director Sebastián Lerdo de Tejada tuvo la desventura de morir en septiembre de 2015.

No debió ocurrir eso, pero sucedió. Por alguna extraña circunstancia, Lerdo de Tejada, afectado por una situación cardiaca extrema, fue “atendido” en el hospital regional Adolfo López Mateos del ISSSTE y murió.

Peña dijo que la salud “es un derecho de todos”, pero no lo es. Debería ser, pero tampoco alcanza esa realidad.

Cuando no están atestadas –rarísimo- las clínicas y hospitales públicos del país, carecen de muchas cosas, entre ellas fármacos, reactivos, laboratorios y todo porque están saturadas, desbordadas. Aún hospitales de primer nivel como por ejemplo el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, un portento hospitalario, se han convertido en fábricas para atender a enfermos. Lo hacen, es cierto en este caso, con profesionalismo y espíritu de servicio, pero lo pasan difícil ante la enorme demanda de atención médica. Me consta que de diez en diez atienden cada mañana a centenares de mexicanos. No debería ser un número tan alto, pero lo es. Se trata de procesos industriales, sin exagerar.

Recién un conocido mío, cuya identidad reservo, tuvo la fortuna de mover ayuda en el IMSS. Su caso era desesperado y sólo lo daban cita de valoración en algún momento transcurridos tres meses de la demanda. Tuvo suerte y contó con la bondad y contactos adecuados de personas que lo ayudaron a acortar su tiempo de espera de tres a 15 días. La libró como decimos coloquialmente. Fue intervenido de un mal en la columna vertebral y está caminando. No debería haber recurrido a varias personas para su atención, pero estuvo forzado a hacerlo. Y qué bueno.

El famoso seguro popular sólo disparó la demanda y acentuó la insuficiencia de la red hospitalaria pública, a la que ni siquiera Andrés Manuel López Obrador acudió cuando estuvo de riesgo médico. El es López Obrador, no el vecino de la acera. No debería ser así, pero es.

México no debería ser así, pero es. (fin)

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