A decir de algunas fuentes dentro de poco se podría dar el anuncio sobre el necesario aumento al salario mínimo en México. Decisión correcta, bocanada de aire fresco, congruencia. Así se podrá calificar dicha toma de decisión de aumentar en 10 pesos el salario mínimo, porque si bien no es un tema que goce del consenso de los especialistas y la clase política es por mucho, un paso correcto. Para quienes temen que esta decisión desate una espiral inflacionaria estarán viendo un solo lado de la moneda, quienes le apuestan a que esto genere un peso innecesario para las finanzas públicas están siendo poco sensibles.
Cierto, los responsables tendrán que darle seguimiento puntual a la repercusión que esto tendrá, las buenas y malas, pero se debe hacer énfasis en que una decisión de esta naturaleza va más allá de las cifras económicas, tendrá un efecto positivo en la capacidad de compra, una mejora para quienes con los salarios actuales no le alcanza para el acceso a una canasta básica, es decir, tendrá efectos significativos sobre el nivel de pobreza en nuestro país.
Recordemos que el poder adquisitivo del nuestro actual salario ha perdido su capacidad de compra en alrededor del 60% en los últimos 20 años y se puede explicar desde la serie de crisis económicas externas que han sacudido al país, además del olvido en el que se tuvo al tema en al menos los últimos 10 años. Para los detractores de esta medida –ya los estaremos viendo en los diferentes medios- será una oportunidad para colgarse del tema, decir que la misma es insuficiente, que no es el incremento esperado. Esos que están acostumbrados a hacer de la pobreza su mejor mercado, esos que critican los programas sociales –porque no son suyos- hay que ver hasta dónde tienen elementos para desprestigiar la medida, habrá que ver si la hacen suya –por el bien de todos- o estaremos viendo la misma película, la misma campaña, la misma oportunidad para denostar todo lo que no sale de sus plumas.
La medida es necesaria, es pertinente, es una medida hacia dentro, esto en el contexto de mercados cada vez más abiertos, más globales, más relacionados. Es para fortalecer la capacidad de compra, es para mejorar el nivel de ingresos, es para reforzar a nuestro mercado interno, es para darle vigor a nuestra economía, es para mandar un mensaje acerca de que no sólo dependemos de contextos internacionales, que la economía interna importa, que la gente importa, es la llamada justicia social, es un mensaje de congruencia.
Si están temiendo por los niveles inflacionarios quizá la declaración de los analistas que son consultados por el Banco de México les diga algo: se prevé un cierre inflacionario a fin de año en alrededor de 3.2% y del 3.3% para 2017. Es decir, una inflación baja, estable como ha sido la apuesta, acompañada de un fortalecimiento de nuestra moneda frente al dólar.
*El Autor es Economista, Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.
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