El poder y dinero de Jesús Valencia

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Dicen por ahí que el poder se ejerce, y el dinero muestra a la gente en su infinita desnudez. Y no es que quiera yo hablar mal de los ricos de este país que de por sí mala fama tienen, simplemente es que ocurre cada cosa cuando pasa que nos enteramos de todo lo que acontece cuando vuelve a pasar,

y hasta después nos damos cuenta de la clase de calaña que tiene algunos hombres y mujeres que dan lastima y a la vez nos entran unas ganas irrefrenables de apretarles el pescuezo hasta ahogarlos por sus actos tan deleznables y que son atentatorios contra la paz pública y la moral que todavía queda en algunos de nosotros. 

No quiero ser irresponsable y hacerme tonto ante las cosas que pasan que nos lastiman, nos fuercen, nos enojan, nos enmuinan, y nos ponen hasta la mádere de la mendiga impotencia que nos da cuando ocurren cosas así, y que pareciera que ya nos tendríamos que haber acostumbrado porque lo hacen un día si y otro también para que entendamos que ellos son superiores, y que están por encima de las leyes de este país y de todos los ciudadanos que con mucho trabajo nos ganamos el pan, la sal. La comida, la ropa, la casa y su mobiliario, y muchas otras cosas más que me tienen el buche lleno de piedritas, y por eso daré a conocer a los ciudadanos los pormenores de la última hazaña de un sujeto que nos robó un día y los demás también.

Jesus Valencia Guzmán, que así se llama el sujeto, es un idiota, tarado, malamadre, ulero, ladrón, asaltante, y también diputado federal.Antes de eso fue Jefe Delegacional en Iztapalapa de donde se robo hasta lo que no pudo, y mira que pudo mucho el desgraciado mendigo hipócrita que ahora se da aires de santo aunque despida un tufo a podredumbre. Cuando era todavía Jefe Delegacional tuvo un accidente vehicular a causa de su estado etílico, o séase que andaba hasta las chanclas. Lo peor de todo es que descubrimos que vive en una casa de diez millones de pesos y que choco una camioneta con valor de dos millones. ¿De donde saco tanto? Pues de lo que se robo. Así de sencillo.

Ahora la hazaña es que lo asaltaron y le robaron un reloj que vale la nada despreciable suma de doscientos ochenta mil pesos. No dijo nada y no sabia si poner la denuncia correspondiente porque ladrón que roba al ladrón tiene cien años de perdón. Al fin se decidió, y eso alegro a la mayor parte de los habitantes del Distrito Federal porque seguramente compro el mencionado relojito con el dinero que se robó de la Delegación Iztapalapa. Como dice el dicho popular, “lero lero candelero”, para que se le quite lo ladrón y farsante. Aunque también hay que decir que eso es como quitarle una pluma a un gallo ya que robo infinitamente mucho más. He dicho. Vale. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.