Uff! “¡Se acabó el recreo!” El anuncio propio de un maestro a sus pupilos fue hecho nada menos que por el flamante presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza. Vaya forma de iniciar formalmente su jerarquía priista. Me parece que es la peor
manera de dirigirse a sus similares y aún a los militantes de otros partidos políticos del país, con los que lidiará y fuerte en los meses por venir cuando se desaten las campañas por la gubernaturas de Coahuila, Nayarit, Veracruz y Estado de México, ésta última la madre de todas las batallas. Pero así empezó Ochoa Reza. Y qué se le va a hacer.
Y si como dejó dicho otro jerarca del PRI, en tiempos mucho menos aciagos y tormentosos del país, aludo a Reyes Heroles claro, en política, la forma es fondo, todo hace indicar que Ochoa Reza llegó engallado, demasiado para el tiempo y la circunstancia de su partido y del gobierno de su jefe real, el presidente Peña, quien lo llevó a relevar al sonorense Manlio Fabio Beltrones, tras una retirada de éste que parece más bien táctica, estratégica de un viejo lobo de la política nacional.
Curioso para decir lo menos que Ochoa Reza haya obviado u olvidado la fórmula de Reyes Heroles, uno de los jerarcas priistas más destacados y cuyas enseñanzas aún repercuten en el ámbito político nacional. Pero así fue. Curioso igualmente –insisto en el concepto- que la expresión reyesherolista, que no por vetusta si se quiere deja de ser parte del diccionario político mexicano, resulte igualmente aplicable para otro de los funcionarios del gobierno de Peña –guardando la formalidad en el caso de Ochoa Reza-, si, aludo a Aurelio Nuño. Este tan engallado como Ochoa, curiosamente –valga.
Los cargos que hoy ocupan Ochoa Reza y Nuño, fueron hace más de tres décadas ejercidos por –él sí- nada menos que Reyes Heroles, un maestro de la política y padre incluso de la reforma política aperturista de los años 70 impulsada por el gobierno de López Portillo y que modeló en buena forma el esquema político partidista vigente hoy en el país al cabo de una serie de reformas adicionales.
Reflejo de los tiempos, Ochoa Reza y Nuño, tan lejos del liberal Reyes Heroles y tan cerca de Peña, se engallan, retan y elevan la complejidad problemática del escenario político nacional con poses y declaraciones infortunadas.
¿Recuerdan por ejemplo, la negativa de Nuño al diálogo con el magisterio? El fracaso de su interlocución para más tarde reivindicar públicamente la bondad del diálogo magisterial pero ya como un cartucho quemado.
Algo similar podría ocurrir al engallado Ochoa Reza, quien antes de pavimentar, encona y escala.
Sólo el tiempo dirá si Ochoa Reza se equivocó, como parece, con un llamado nada afortunado para iniciar una tarea política clave en un momento nacional muy desafortunado.
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