¿En qué se equivoca Vicente Fox al visitar Venezuela? ¿En qué se equivoca al hacerlo en medio de una consulta popular respecto de la Asamblea Constituyente que pretende modificar la actual constitución y otorgar poderes casi absolutos al gobierno de aquel país?
¿Se equivoca cuando se pronuncia sobre la realidad de aquel país? ¿Tiene razón Fox cuando compara a ese ejercicio de consulta popular con las elecciones del 2000 en México? ¿Es una referente de la vida pública y ética de este país Fox como para ir a dar clases de democracia en Venezuela? ¿No se muerde la lengua Fox cuando crítica a aquellos que proponen soluciones mágicas? ¿No fue él, Fox quien propuso acabar con el problema zapatista en 15 minutos? ¿No fue él quien prometió que nuestra economía creciera al orden del 7% anual?
Por eso hoy hay más preguntas de las habituales, donde lo único claro es que en política una cosa es la campaña electoral, otra el candidato, otra la capacidad de gobernar, otra el andamiaje de comunicación política, aquel que usó Fox en el 2000 para hacerse de una imagen de ranchero bravucón, con botas y bigote, como sinónimo de capacidad de gobierno.
Sin embargo, la realidad nos alcanzó y hoy nos muestra al hombre que llevó 6 años las riendas de este país, donde bajo la sombra de su esposa tomó las decisiones de una nación. Para muchos quienes votamos en aquel no lejano año 2000, parece una broma de mal gusto que dicho personaje haya ganado a fuerza de una estrategia más de mercadotecnia, que de hartazgo de la población por el partido político gobernante, seguro estoy que a la distancia para quienes sí votaron por él, en el fondo les genera cierto escozor.
En el 2018, debemos estar atentos al hombre o mujer y a su proyecto. Si es que algo hemos aprendido.
¿A poco no, a la distancia Fox nos parece hasta simpático? Porque hoy, si le decimos a cualquier nacido en el año 2000 que ese personaje gobernó México les provocaríamos una sonrisa, pero también le estaríamos enviando el mensaje equivocado de que en México todo es posible. Y sí, todo es posible en la medida que la sociedad se informe más, porque si no vamos a seguir permitiendo ver a la práctica política como sinónimo de mofa, donde hasta un exfutbolista puede llegar a gobernar, no importa que no entienda de administración pública, no importa sino sabe diferenciar lo que es el buen gobierno, el gobierno electrónico, qué es una política pública, cómo debe implementarse, etc.
Por eso es que Fox se equivoca al pronunciarse en aquel país, no porque no tenga razón en los riesgos del populismo, sino porque personajes como él son quienes también sin ser populistas han basado su plataforma en soluciones mágicas, aun cuando ya hayan tenido 6 años de oportunidad.
Dr. Luis David Fernández Araya
*El Autor es Economista Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.
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