Crónica de ¿hasta cuando?

México. jueves 21 de mayo 2020, día 61 de la cuarentena; Hoy se alcanzó en México el pico mas alto de muertes por la pandemia y lejos de disminuir los contagios, reportaron 430 nuevos fallecimientos sumando 6 mil 510 decesos por el coronavirus, confirmaron hasta ahora 59 mil 567 casos. En el mundo se han reportado 5 millones 110 mil contagios y 333 mil muertos.

Mientras que las autoridades gubernamentales, federales y sanitarias, cambian y cambian la fecha para una reactivación a la vida cotidiana, los que tienen necesidades económicas apremiantes, se desesperan y buscan la manera de poder obtener un poco de ingresos para solventar sus gastos.

Otros, como los fanáticos del fútbol, se tiran de los cabellos al enterarse de la cancelación de los torneos locales y anhelan que ya se les ponga el semáforo en verde para poder acudir a los mediocres partidos de fútbol.

No faltan los que están que se queman por irse a echar unas chelitas con los cuates, o simplemente irse a los antros para sacar todo el estrés que la cuarentena les ha provocado.

Y otros, pensamos con seriedad en el asunto y nos preguntamos con toda claridad: ¿Hasta cuando podremos comernos una rica guajolota? ¿Hasta cuando podremos saborear una rica torta de chilaquiles con milanesa? ¿Hasta cuando podremos ir a comer quesadillas con la señora que pone su changarro en cualquier esquina? ¿Hasta cuando podremos disfrutar de unos ricos tacos de suadero, de chorizo, de cecina, de tripa o al pastor?

Claro, sólo con el temor de siempre, que nos dé una tifoidea que nos haga arrepentirnos de todos nuestros pecados, pero que no pase de ahí.

Ahora, con esto del covid-19, cualquier comida callejera provoca recelos, temores, inquietudes, no sabemos qué o quiénes nos pueden contagiar con el dichoso virus.

Si bien, a medida que se relajen las medidas sanitarias, viajar en el metro, en el colectivo, en el camión, incluso hasta en un taxi, de los normales o de los de aplicación, va a ser motivo de temor, de recelo, de inquietud, el pinche virus va a seguir en nuestras vidas por muchos meses más.

Entonces, el comer, siempre va a ser motivo de temores, sin importar que comamos en un restaurant de lujo o en un puesto callejero, vamos, incluso en la propia casa, el coronavirus seguirá presente como un despiadado malhechor que se encuentra a la espera de que nos descuidemos para que nos ataque sin misericordia.

En China, comenzaron desde noviembre, estamos en mayo, seis meses y aún no se ha logrado controlar el virus y como dicen por ahí, ni se controlará.

La vacuna, algunos aseguran que pronto, en unos tres meses, otros que en seis y los más avezados y expertos en la materia dicen que será hasta dentro de un año.

Y esa es la condena que nos espera, hemos comenzado a vivir con miedo, nos espera un largo camino de tiempo para seguir con ese miedo en nuestras mentes.

Lo peor de todo, es que existen muchos irresponsables que no se preocupan por ello, quieren ir a los estadios, a los eventos masivos, a los antros, total, la vida se vive sólo una vez y hay que aprovecharla, ¿y los demás? ¡Que se jodan, ya les tocaba!

La responsabilidad nos motiva a los que de verdad pensamos en nosotros mismos, en nuestras familias, en nuestros amigos, en nuestro entorno de trabajo, a seguir manteniendo las medidas sanitarias necesarias hasta que haya una certeza de que ya hay un control en contra del virus.

Esa misma responsabilidad hace que muchos padres de familia hayan decidido no enviar a sus hijos a la escuela, aunque el semáforo esté en verde, quieren esperar el mayor tiempo posible para estar más seguros de que sus hijos no corren peligro.

Y la verdad está bien que piensen así, que decidan así, primero está la salud y luego todo lo demás, total, ya estuvieron con sus hijos más de sesenta días, bien pueden estar otros sesenta más.

Los que van a tener que llevar a sus hijos, aunque no lo quieran, son los que tienen que trabajar, los que dejan a sus hijos en la escuela mientras ellos laboran para tener un modo decente de vida.

Los padres y madres que buscaron para sus niños escuelas de tiempo completo, escuelas en las que los niños son alimentados, y permanecen ocho horas en convivencia con otros niños.

La pandemia por el coronavirus, no sólo vino a enfermar y matar a millones de personas, sino que también llegó para desestabilizar la vida diaria de los seres humanos, al termino de la cuarentena, nada va a volver a ser igual, vamos a quedar marcados por mucho tiempo.

El temor y la desconfianza se van a adueñar de nosotros hasta que haya una vacuna o exista un remedio efectivo para detener y exterminar ese virus que, de laboratorio o natural, vino para darnos una verdadera lección en todos los aspectos de la vida.

Y todo esto me deja claro que, van a pasar muchos meses para que vuelva a comerme unos ricos sopes, o unas gorditas, o unos guaraches, no sé si vaya a poder vencer el temor que sentiré al acercarme a algún puesto callejero de comida.

No sé si podré confiar en ver que el taquero, la señora de los sopes, el tortero, el que vende pan con café, o cualquiera de ellos, me sirva su producto en un plato o en un papel de estraza que no sé si tenga el virus en la superficie.

Si de antemano se que no podré saludar de beso y abrazo a mis amigas, menos aún me arriesgaré a ingerir cualquier clase de alimento, en cualquier lugar, establecimiento o puesto semifijo.

Lo peor de todo es que, con toda esta reflexión ya me dio hambre y no sé que voy a hacer, el pan puede venir contaminado, lo mismo que las tortillas, en fin… ya encontraré una solución.

https://youtu.be/p2jpl86DpNI