Domingo de sorprendidos, la política hizo su juego, la democracia hizo su papel y la ciudadanía dio la última palabra, demostró el poder de su sufragio, la seriedad de su decisión.
Hoy tenemos otro mapa político del país y seremos espectadores o actores de una serie de transformaciones en la forma de hacer política. México trascendió la amenaza y el peligro, demostró que sus instituciones, para pesar de algunos, trabajan muy bien y dejan a una nación funcionando.
El INE no son Lorenzo Córdoba ni Ciro Murayama. Nunca lo han dicho, lo enfatizó porque contra ellos Andrés Manuel y su movimiento han dirigido agrias críticas. El INE es la institución que nos edificamos los mexicanos para que nuestra democracia tansitara de elecciones de estado a elecciones ciudadanas. Hoy podemos decir con toda la certeza jurídica, política y social que tenemos uno de los órganos del Estado Mexicano más serio, responsable y funcional de nuestra nación.
El INE le cumplió a todos y es nuestro deber defenderlo de aquellas minorías fascistas que les estorba en su camino al entronamiento.
Por otro lado la ciudadanía cumplió, tomó su responsabilidad e integró las mesas directivas de decenas de miles de casillas. Cumplieron las mujeres y los hombres al ir a depositar su voto, cumplieron en respetar y acatar los resultados. Es un gran alivio para la República que en ni un solo Estado donde se eligió gobernador haya reclamos de fraude, robo o manipulación.
Los ciudadanos ganaron y otros perdieron pero todos están satisfechos con los resultados. Esto es lo más hermoso de la democracia, la actitud madura de los perdedores y la serenidad de los ganadores.
No hay resultado electoral que nos confronte o nos genere divisiones por nuestra ideología. Ayer por unos minutos unos fueron priístas, otros morenista y algunos panistas, más hoy, todos nos levantamos siendo mexicanos con identidad, pertenencia y unidad nacional.
Quizá la entidad más representativa de la división política es la Ciudad de México. La mitad está partida por el triunfo de Morena y la otra mitad por el PAN mayoritariamente.
Está división merece estudiarse con metodologías serías de la ciencia política y la sociología.
Debemos preguntarnos qué quiere el ciudadano de Iztapalapa y el de Cuajimalpa; qué los une, qué los identifica y qué los motiva.
De las dieciséis demarcaciones que componen a la CDMX, siete serán gobernadas por Morena,, siete por el PAN u dos por el PRI. Esta composición política sin duda alguna será motivo suficiente para que las élites políticas construyan una mesa Institucional, sólida y de amplio espectro para la edificación de diálogos, negociaciones y consensos para beneficio de sus habitantes.
No queremos políticas de la jefa de gobierno que vayan en sentido contrario a lo que los alcaldes hacen, ni deseamos alcaldes en eterna rebeldía que vayan en contra del gobierno capitalino.
Ha llegado la hora de poner a prueba lo que las urnas dicen: que todos trabajen por nuestro país.
8 de junio 2021.
Director General de AVE Comunicación y Estrategia.
ExPresidente del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político de la CDMX.