Las cuatro Vs del Covid

DR. JULIO FRENK MORA

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE MIAMI:

Siempre es un placer escucharlo por la claridad con que expresa sus conceptos científicos de salud pública. Permítame, don Julio, darle mis comentarios sobre los suyos en su entrevista de hace dos días c on Leo Zuckerman (junio 23, La Hora de Opinar):

Me llamó particularmente la atención su concepto de las 4 V´s a seguir para que el COVID no nos siga arrasando.

La primera V a la que usted se refiere es la Vacunación. Reviso la gráfica oficial con el número de dosis aplicadas por día y veo picos muy irregulares. De pronto se aplican 300 mil dosis o, como antier, 787 mil, sin una explicación oficial al respecto. No es por instigar, pero fue evidente que antes de las elecciones le metieron el acelerador.

A la fecha, 17.6 millones de mexicanos han recibido las dos dosis, equivalentes a sólo 13.6 por ciento de la población objetivo (mayores de 18 años), de acuerdo con datosmacro.com. A este ritmo, será difícil llegar al invierno con 70 por ciento de vacunados como sería deseable, dada la característica estacional del bicho. 

Mala señal, porque como usted apunta, estamos en una carrera contra reloj con la segunda V: las variantes del virus. Ya perdí la cuenta de las mutaciones, solo sé que cada vez son más agresivas y letales. Las vacunas desarrolladas nos protegen de las variantes conocidas hasta ahora, pero el bicho evoluciona y evoluciona.

Por cierto, en varios estados hay un repunte de contagios y el porcentaje de vacunados es muy dispar de una entidad a otra. Expertos nacionales afirman que ya se inició una tercera ola, pero aún no tienen proyecciones sobre su intensidad.

Todo lo anterior nos lleva la tercera V: Vigilancia

Desde que empezó la pandemia, nuestras autoridades sanitarias han cometido dos errores gravísimos. Siguen ausentes de la estrategia lo referente a la aplicación de pruebas a personas asintomáticas y el rastreo de contagios, siendo que permiten cerrar el camino al virus. Mire, don Julio, en Brasil se han aplicado 50 millones de pruebas y en Perú van 13 millones; en México apenas 7 millones.

Ciertamente la aplicación de pruebas implica un gran gasto, pero no se aquilató el riesgo de no hacerlo. ¿Qué sale más barato: aplicar una prueba o el tratamiento de un enfermo intubado y sus secuelas? Ya ni hablemos del medio millón de muertos.  

De hecho, las autoridades sanitarias nunca han explicado satisfactoriamente la alta tasa de mortandad registrada en México en relación con el COVID. Tenemos el deshonroso primer lugar mundial, con 8.7 muertes por cada 100 pacientes contagiados, mientras Perú apenas tiene 3.5.

Otra falla persistente es que no es obligatorio el uso de cubrebocas, como lo recomendaron todas los infectólogos del mundo. López Obrador, que tanto reclama a la sociedad su falta de solidaridad, debería entender que el uso de cubrebocas es una forma principalísima de respetar la vida de otros y de poner el ejemplo. Como usted bien asevera, el cubrebocas pudo haber hecho menos riesgosa la reapertura de las actividades económicas y escolares, que tanta falta nos hacen.

Usted reiteró en la entrevista la importancia del conocimiento científico para la toma de decisiones en la estrategia contra el COVID. Lamento informarle que en la 4ª Trituración –perdón Transformación— los criterios científicos no pintan; todo es ideológico. Peor aún, la 4T nunca corrige el rumbo.

Así que será muy difícil para México lograr la cuarta V de la que usted habla: la Victoria sobre el virus.

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