Las maniobras administrativas no resuelven problemas políticos, pero hay quién se empeña en seguir haciéndolo y tal es el caso de la transición en las Alcaldías de la Ciudad de México , con una torpe medida política e impecable herramienta administrativa Claudia Sheinbaum Pardo , brinda a
la Alianza Opositora una bandera más para alimentar su narrativa; a partir de una recomendación de quizás un excelente administrador público, pero de política poco entiende, como ha sido la constante durante su primer tramo de mandato.
Para entender mejor, después de la elección y sus resultados, existen dos tiempos distintos para que quien ganó tome el cargo en las Alcaldías: uno la transición de gobierno y dos el proceso de entrega recepción. El primero es el espacio de voluntad política para entregar información, para construir el equipo de gobierno y diseñar programas a partir de la oferta presentada al ciudadano entre otras cosas, pero las desiciones las sigue tomando el que está en turno. El segundo es un proceso administrativo con fecha fatal (1 de octubre) donde la responsabilidad la asume el ganador con el inicio del encargo de elección y la mayor responsabilidad recae en quién entrega y no en quién recibe ya partir de ese momento ya no existe injerencia alguna de la administración anterior.
Con el aplazamiento del proceso de transición complican para los gobiernos entrantes el diseño de políticas públicas y propuesta presupuestal, al mismo tiempo de la entrega y revisión de la misma. Es decir tratan de empalmar los tiempos para que los de recién llegados no vayan a profundidad en la revisión de lo que reciben y se concentren en el futuro. Cómo diría el clásico ¡Son unos genios! bajo la justificación de que es muy poco tiempo para preparar la entrega se tomó dicha decisión: pero ya lo sabían desde hace 21 años que así era cada tres años, lo que no sabían es qué les tocaría entregar.
La medida afecta principalmente a 7 Alcaldías de la ciudad de México , por coincidencia las nuevas que ganó la Alianza Opositora , integrada por PAN, PRI y PRD , que en la elección le arrebató a MORENA , las otras dos ganadas por el bloque son reelección así que ahí no hay problema y al parecer tampoco en las obtenidas por MORENA . Alvaro Obregón, Azcapotzalco, Coyoacán, Cuauhtémoc, La Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo y Tlalpan son las alcaldías que tendrán que entregar por el mandato ciudadano. En política no hay coincidencias y sí dedicatorias.
Lía Limón García, Alcaldesa electa en Alvaro Obregón emanada de la Alianza, ha sido la que con mayor fuerza ha criticado y denunciado públicamente la medida de retrasar la transición y ponerle piedras en el camino a ella y los gobiernos entrantes señalando opacidad y falta de voluntad política y democrática. Mujer de basta trayectoria política tanto como legisladora y servidora pública federal, abogada y con estudios de posgrado que desde su infancia tuvo contacto con el mundo de la política y el servicio público. Ahora con la responsabilidad de Gobernar y resolver muchos pendientes en esa demarcación al poniente de la ciudad de México.
La narrativa que ha comenzado Lía Limón sobre la transición, opacidad de MORENA y sus gobiernos, es un regalo del Gobierno de la Ciudad de México, donde el ciudadano confirma lo que en su voto manifestó y no solamente en Álvaro Obregón sino en toda la ciudad. El tiradero dejado por Layda Sansores San Román otrora Alcaldesa de la demarcación y ahora Gobernadora Electa de Campeche, fueron y son un alimentador del contexto de la narrativa que crea los reforzadores necesarios para abonar a un mayor capital político de Limón García y bono democrático para cuando inicie su gestión de Gobierno.
No reparo en afirmar que el equipo de Lía Limón seguramente está trabajando en el espacio y temas que le han negado: que con o sin transición, corta o larga se puede y debe hacer y seguramente estará listo para los primeros días de gobierno sin que ello sea un obstáculo para una revisión profunda sobre lo que habrá que recibir, pero con una diferencia: sin voluntad política, en una clara reciprocidad.
La diferencia fundamental en el proceso de transición y entrega recepción estará en que las observaciones que en un momento dado podrían constituir simples aclaraciones, ahora podrán convertirse en denuncias, hallazgos documentales o bien en investigaciones por la contraloría que podrían traducirse en inicios de procedimientos sancionadores lo cual adquiere una dimensión distinta y en el argot de la administración pública se dice “todos somos bien cuates mientras no intervenga la contraloría” y en soledad los servidores públicos salientes tendrán que enfrentar los procedimientos.
Si alguien pensó desde el gobierno de la ciudad que recortar los tiempos de transición era una gran idea, lo va a convertir en un gran problema, es más ya lo convirtió. Recular en la decisión podría aún rescatar algo de sensibilidad política, aún cuando la intención y acción ya se mostró, pero al menos se sentarían las bases para la construcción de una relación institucional entre gobiernos más sana, tratando de encontrar los espacios de coincidencia en beneficio de los ciudadanos.
Estoy convencido que en el servicio público debes tratar aliado y opositor como quieras ser tratado, no importa si entregas o recibes, porque en breve, ocuparas el otro lado de la silla que te fue prestada por un tiempo determinado, nunca hay que olvidarlo.