¿Qué diferencia a la prensa crítica y a la oficialista en México? Esta pregunta incomoda a propios y extraños quienes, diariamente, entablamos airosas discusiones sobre diversos temas que están estrechamente relacionadas con el acontecer político nacional. Para muchos, los santones del periodismo y los medios críticos por excelencia, han entablado una cruzada encarnizada en contra del Presidente de la República y su partido; mientras que para otros, simplemente son los espacios de expresión de una sociedad hastiada y fastidiada por la falta de claridad, transparencia y eficacia de los titulares de las instituciones públicas.
Lo único cierto es que la divergencia entre opiniones sobre las visiones político-periodísticas que predominan, son reflejo de una sociedad que está confrontada –principalmente– por visiones antagónicas que son atizadas por comunicadores que tienen tendencias, afinidades y complicidades con los artífices del poder en turno.
Ciertamente la situación política, económica y social del país está muy lejos de ser excelente. Afirmación que es producto de la percepción general y que tiene su origen en la difusión de información por parte de una prensa crítica y ajena a los intereses gubernamentales, que ha tenido a bien mostrar los excesos y corruptelas de quienes tienen la responsabilidad de dirigir los destinos del país. Ello es muestra clara que hoy México cuenta con una prensa libre que difunde sin mayor limitante que la conciencia y ética del comunicador.
Sin embargo, como toda conducta humana, el ejercicio de ese poder –de difundir información– puede ser utilizado en terrenos muy distintos a los que idealmente pudiera tener. Matices y editoriales tienden a engendrar opiniones que, en muchos casos, ya sea a favor o en contra, generan posturas encontradas que confrontan y alejan del acuerdo y el consenso sobre temas triviales y de percepción, mientras que las noticias verdaderamente trascendentales para el país, pasan desapercibidas por el conocimiento público.
La manipulación en la difusión de información no es un tema nuevo; sin embargo, considero que es momento de dejar paso a la difusión de cuestiones que polemizan, por difundir noticias de acciones de gobierno que verdaderamente afectan a la población. Sin desestimar la condición de la polémica, es necesario que exijamos una prensa menos sensacionalista, más objetiva y, sobre todo, que verdaderamente ilustre y genere conciencia de los graves problemas nacionales y las posibles soluciones a los mismos.
@AndresAguileraM