¿Cómo entender estas elecciones?

elestado

¡Y que por fin termina el martirio que fueron estas campañas políticas nacionales! Nos bombardearon con acusaciones reiteradas de corrupción y malos manejos, lo que dejó más que claro que los mexicanos hemos padecido malos gobiernos con muy

pobres resultados. Las ideas y propuestas fueron tan pocas y pobres que no se distinguía quienes las hacían. PRI, PAN y PRD basaron su propuesta electoral en tres ejes: mejores salarios, cero corrupción y más transparencia. Muy buenos propósitos; tres grandes “qués” con ningún “cómo” ni, mucho menos, un “cuándo”. Eso sí, ahora sabemos que PRI y PAN fueron corruptos e ineficientes; que las izquierdas se dividieron entre la institucionalización y el “peje caudillo”; eso sí, mejoraron las prácticas clientelares y de compra de votos; y que el PVEM incumplió con todas las leyes electorales. Sí, sabemos muchos males de todos pero ninguna virtud de alguno.

Aunado a todo ello, el resultado electoral dejó un escenario de representación muy similar al de hace tres años. La representación del PRI se vio ligeramente menguada, la representación del PAN creció en comparación con la elección anterior, mientras que el PRD tuvo una gran pérdida con la escisión de MORENA que debuta como la cuarta fuerza electoral del país. El PVEM –con todo y las críticas y desprestigio– logró duplicar su actual representación en San Lázaro y mantenerse como la quinta fuerza política. Ahora ¿cómo entender esto?

Primeramente, existe un hartazgo notorio de la política y más de los partidos, sobre todo cuando se reducen a banales confrontaciones, lo que ha provocado que haya demasiada mercadotecnia que sustituye a las ideas.

En segundo término –y no por ello de menor importancia– todos los partidos cayeron en prácticas clientelares, de cooptación y corporativismo electoral y, también, todos se acusaron de realizarlas, lo que les resta aún más legitimidad. Se institucionalizó la pluralización de la compraventa de los votos para sustituir su incapacidad como institutos de participación política.

Tercero: las campañas electorales más exitosas de esta contienda fueron aquellas de contacto directo con la población. Quedó demostrado que, aún y cuando existe impopularidad por la realización de un cargo público previo, si se lleva a cabo una campaña directa y en contacto con la gente, eso vence cualquier resistencia e impopularidad. Dar la cara y verse de frente con los electores es la mejor carta de presentación.

Ahora –y ese sí es un gran problema– habremos de ver como interpreta el gobierno esta situación. El peor escenario será que consideren esta elección como un voto favorable a su actuación porque, ciertamente, no lo fue. Más bien es una llamada de atención para cambiar el rumbo y hacer un gobierno más social.

@AndresAguileraM