Democracia, alternancia y desorden (última de dos partes)

Para poder concretar su hegemonía, los regímenes revolucionarios se dieron a la tarea de poner en marcha el programa de gobierno de la Revolución y precisar objetivos por cada una de las administraciones.

 La disciplina férrea y la capacidad de negociación política fueron indispensables para ello, así como mantener una dirección concreta en la conducción del país, de la mano de ofertas de reivindicación, justicia y desarrollo sociales, por lo que gozaron de un amplio respaldo popular y, por ende, de gran legitimación.
A la par, la exigencia popular ordenaba que todo ello sematerializara en un proyecto de Nación basado en libertad, democracia, justicia social, equidad y desarrollo sostenido y sostenible para todos. 
Esto conformó un gran contrato social, en el que los mexicanos cedieron parte de su libertad para que el gobierno se las garantizare y brindare seguridad a su vida y sus propiedades, al tiempo que mantenían sus exigencias de reivindicación y justicia social. 
La fórmula funcional, el régimen se consolidó y el crecimiento económico, social y político del país. Se creó una identidad nacional en torno a la riqueza pluricultural nacional; se consolidó un sistema de educación pública; se instituyó un reparto de tierras para el trabajo agrícola; se apoyó a la producción nacional y se incentivó el comercio interno; se crearon tribunales laborales y agrarios; se instituyeron procedimientos penales más expeditos y garantistas, acordes al positivismo jurídico de la época; se estatizó la producción y distribución energética y se comunicó a casi todo el territorio nacional; se crearon caminos y puentes que conectaron a ciudades y comunidades, al tiempo que se industrializó al país y se promovió la producción, comercio y consumo interno.
Este proceso evolutivo, que implicó la capacitación de generaciones de nuevos funcionarios en el extranjero —en particular en EE. UU— llevó a que se adoptaran nuevas políticas influenciadas no sólo por teorías ajenas a la realidad mexicana, sino a favorecer intereses económicos distintos al bienestar general de los mexicanos, lo que paulatinamente rompió los basamentos del contrato social, lo que restó legitimidad y afinidad social al régimen.
Por ello, la gente, utilizando su poder democrático, determinó ponerle fin y generar una alternancia que se reencausara a los objetivos del contrato social. Sin embargo, los intereses perniciosos se apoderaron de ese cambio y, a base de corruptelas, complicidades e ineptitudes, sumados ala falta de un verdadero compromiso patriótico, incmplieron con esa añoranza, por lo que, nuevamente, el poder democrático determinó un viraje en la ruta optó por el destierro de la clase política tradicional.
Hoy estamos en los albores de un nuevo régimen quecomienza sin un rumbo definido y que está muy lejos de retomar el contrato social surgido tras la Revolución. Para ello se requiere de orden, cohesión y unicidad, a la par de lograr la alineación de ambiciones e intereses en pro de México. Sin esto, difícilmente se logrará una transformación efectiva que se encamine al bienestar al país y una efectivareivindicación.
@AndresAguileraM