Lo "electorero" y el bien público

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En las últimas semanas, un "balconeo" generado por una grabación hecha durante una reunión de priístas veracruzanos, ha puesto en jaque la estabilidad política creada a raíz de la firma del "Pacto por México". La denuncia pública y penal presentadas por las dirigencias del PAN y el PRD, ha traído como consecuencia que el Gobierno Federal posponga las reuniones y acciones derivadas de este acuerdo que, innegablemente, ha sido uno de los esfuerzos más importantes que se han realizado para dotar de gobernabilidad al país. 

Sin duda el agravio electoral no es menor, pues utilizar la estructura y recursos gubernamentales para favorecer a un instituto político, lejos de ser una conducta delictiva, implica una agresión directa a las finalidades valiosas del propio Estado. Efectivamente, la confianza se lacera y los avances alcanzados a favor del país se pierden —nuevamente— en las luchas partidistas que, al final del día, muy poco o nada importan a la mayoría de los habitantes del país que son azorados, diariamente, por la inseguridad y la pobreza.

Al final del día, los grandes perdedores somos innegablemente todos los mexicanos. Los partidos dejan de lado los principios y fundamentos político-ideológicos que les dieron origen y que los diferencia unos de otros, para jugar un esquema perverso de acusaciones que buscan, en primer término, un lucro electoral evidente al deteriorar la imagen del gobierno federal y, en segundo término, someter la capacidad operativa del partido en el gobierno en las contiendas electorales en curso.

Si, efectivamente, hablamos de una lucha para evitar que los recursos públicos sean utilizados con fines electorales que tiene como objetivo preservar los avances democráticos del país, pero que tienen como costo innegable que se detenga el avance de los programas de asistencia social que lleva a cabo el gobierno y de los que dependen muchas familias mexicanas que viven en situaciones de pobreza. 

Hoy la estabilidad del gobierno nuevamente está en riesgo por las ambiciones de quienes dirigen los partidos políticos nacionales. Pareciera que el bien público pasa a segundo término ante los procesos electorales que muy poco, o nada, importan a la población que se ve directamente afectada por el estancamiento de los acuerdos políticos que, en sí mismos, implican avance y desarrollo para el país. 

Entretelones

            La política de coordinación entre los Gobiernos Federal y del Distrito Federal pronto habrán de dar frutos. Pese a los fundamentalismos y las posturas extremistas, pareciera que la cordura prevalece. Bienvenidos los acuerdos políticos.

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Lic. Andrés A. Aguilera Martínez

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