La indignación por Aliré

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El pasado 9 de junio del presente año, Alicia Rebeca Rivera Ugalde “Aliré” Arquitecta egresada del Tec de Monterrey, perdió la vida a sus 34 años de edad. Amigos, conocidos, vecinos, allegados e indignados, se reunieron en una ceremonia religiosa para recordar lo que fue su vida, pero, inevitablemente en el ambiente predominaba otra pregunta, incómoda y molesta: ¿por qué su muerte?

A dos semanas de su terrible e indignante asesinato, la sociedad exige justicia y claridad en torno a la actuación de la policía armada del Estado de México y de la función de seguridad que desempeñan. Hoy más que nunca, ha quedado patente la incompetencia e incapacidad que prevalecen en los órganos de selección de los elementos de seguridad, no sólo del Estado de México, sino del resto del país.

Para nadie es sorpresa que, gran parte de la problemática que enfrentan los cuerpos de seguridad pública, Federal, Estados y Municipios son, los mecanismos de control que eviten que personas incapaces y desequilibradas desempeñen funciones de policía que implican, entre otras prebendas, el uso de la fuerza pública y de armas de fuego.

En este caso en particular, el residencial era custodiado, como otros dos más de la zona, por elementos del Cuerpo de Seguridad Auxiliar del Estado de México, quienes aún no contaban siquiera con la certificación correspondiente o algún elemento que les permitiera ser policías, pero ya usaban armas largas, portaban placas, detenían ciudadanos, hacían gala de los uniformes camuflados que los caracterizaban, amedrentaban al servicio doméstico y a todos los visitantes que llegaban al fraccionamiento. Sí, efectivamente, los residentes de la zona pusieron sus vidas y seguridad en manos de un puñado de incompetentes e incapaces, no por imprudencia, sino por confiar en los estándares de calidad de la Agencia de Seguridad Armada del Estado de México, que no ha sabido responder ni dar debidamente la cara ante este indignante suceso.

El reto del gobierno es mayor, pues este suceso sólo incrementa la desconfianza en los ya desprestigiados cuerpos de seguridad y policía que tiene a su cargo el gobierno, al tiempo que cientos lloran la partida de una mujer que tenía un brillante futuro, que se vio cegado por la incompetencia, la prepotencia y la estulticia de unos cuantos que, seguramente ingresaron al cuerpo de seguridad por la recomendación o apadrinamiento de otro desequilibrado que, gracias al corrompido sistema hoy ocupa una posición más arriba en la cadena de mando. Allá ellos y sus conciencias.

@AndresAguileraM