El Estado y sus razones
Los antagonismos ideológicos (última de tres partes)
Otro de los conflictos entre conservadores reaccionarios y los herederos del nacionalismo revolucionario y progresista que se avecina es, precisamente, la lucha permanente por el reconocimiento, respeto y protección de los derechos frente a la permanencia de un marco jurídico normativo basado en el prejuicio y la descalificación irracional.
El sábado 30 de junio, se llevó a cabo la 35 Marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual (LGBTTTI), en la que participaron, según las cifras proporcionadas por el Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera Espinosa, 80 mil personas para exigir el alto a los crímenes de odio por homofobia, la violencia de género y social, además de exigir el reconocimiento de derechos y a la creación de políticas públicas orientadas a fomentar la tolerancia y el respeto a la diversidad sexual.
Efectivamente, el Distrito Federal ha sido pionero en el desarrollo de la legislación que reconoce y materializa derechos de equidad para quienes tienen preferencias sexuales distintas a la heterosexual y a promover la erradicación de la discriminación. Por ello no es extraño que este tipo de manifestaciones tengan tanto eco y concurrencia en la Ciudad de México. Sin embargo, las condiciones de libertad prevalecientes en la Capital del país dan lugar a que, al mismo tiempo, se desarrollen actos abiertamente antagónicos.
Mientras se llevaba a cabo la 35 marcha del Orgullo LGBTTTI, integrantes de la Unión de Voluntades A.C., organización abiertamente católica con tintes conservadores, realizaban una “peregrinación” que partió desde la glorieta de Peralvillo hacia la Basílica de Guadalupe, en la que imploraban por la paz en México, el respeto a la vida desde la concepción y por la defensa de la familia. Al término de la marcha, se concluyó con una homilía en la que el Arzobispo instó a los católicos a no aceptar “…propuestas antinaturales que ‘desfiguran y oscurecen’ (sic) el significado de lo que es ‘la verdadera familia’(sic).”
Así se presenta, otra batalla en la que habrán de enfrentarse esas dos visiones, antagónicas e irreconciliables, que han marcado la vida de nuestro país. No importa quien triunfe, el vaivén de la barca de México habrá de continuar sin que exista una dominación absoluta de una visión sobre la otra. Dependerá de la cordura, la concurrencia y la pertinencia de la verdadera política los que establecerán no sólo el rumbo sino el destino al que habremos de llegar.
@AndresAguileraM