El pasado 15 de enero del presente año, fue nombrado el Licenciado Alfredo Castillo Cervantes como Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán y ser así un emisario del Gobierno de la República, que estará encargado de coordinar a las instancias federales, estatales y municipales para
restablecer la paz y la tranquilidad en el Estado.
Efectivamente, es una encomienda que se antoja muy difícil de desempeñar, pues el crimen organizado ha permeado en lo más profundo de las raíces sociales. Se ha incrustado como un mal pandémico, que ha contaminado todas las esferas y estratos. Inmisericorde ha avanzado un régimen de terror que azota hasta la población más alejada y que, en otros tiempos, ajenos a las iracundas e irracionales “guerras contra el crimen organizado”, eran considerados tierra de paz y de tranquilidad, resquicios de un México que, por desgracia, está condenado a desaparecer.
Hoy los pueblos del Estado de Michoacán están convulsionados, envueltos en la violencia, sometidos por el terror provocado tanto por los grupos criminales como por los oportunistas que usurpan los nombres para enriquecerse a costas de la extorsión. Estos son los saldos reales de la “guerra” contra el crimen lanzada por la anterior administración generó que diversas porciones del territorio nacional estuvieran fuera del control del Estado y, por lo tanto, en ellas fuera cada vez más común la incidencia de homicidios, secuestros, extorsiones y desapariciones.
Hoy el reto del gobierno es no sólo devolver la gobernabilidad al Estado de Michoacán, sino dar un golpe de timón para recobrar la gobernabilidad en muchas partes del territorio nacional y recobrar la credibilidad en sus instituciones democráticas.
México no puede esperar para mejores tiempos, pues la urgencia reclama acciones precisas y concisas para evitar que siga creciendo el dominio de aquellos que, revestidos con la ilusión del progreso y la riqueza, se someten a sus órdenes, a cambio de vender su vida y alma a organizaciones del crimen organizado.
¿Estaremos a la altura –como sociedad y gobierno– para poder hacer frente común a este mal? Yo estoy convencido que sí, siempre y cuando podamos imponer los valores como la justicia y la equidad sobre la codicia, la avaricia y la impunidad.
México se merece algo más de lo que tiene el día de hoy. Es labor de todos recuperar la gobernabilidad y la estabilidad que nos fue arrebatada por la falta de planeación y de visión de estado.
@AndresAguileraM