Acaba de iniciar una nueva era en la Ciudad de México. La mayoría de los partidos políticos han renovado sus dirigencias y estas son ocupadas por hombres y mujeres jóvenes, con una visión distinta de lo que ha sido la política tradicional en el Distrito Federal y que, pese a los cambios de administración, ésta ha permanecido inerte.
Así los institutos políticos de la Capital son dirigidos por personas que han tenido experiencia política tras la era de la alternancia en el poder. Personajes que se han formado no solo en el gobierno, sino en los ámbitos de representación popular y en el liderazgo de organizaciones sindicales y sociales y, en muchas ocasiones, desde la oposición.
De este modo, el domingo pasado Mauricio López Velázquez asumió al Presidencia del Partido Revolucionario Institucional. Es un hombre joven, con experiencia política, administrativa y legislativa cuya formación ha estado estrechamente vinculada a la vida partidaria. Ha demostrado dotes de negociador y capacidad de generar acuerdos. Su tránsito por la Coordinación del Grupo Parlamentario del PRI en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal le dio la experiencia necesaria para ello. Su vida como funcionario de Partido le permitió coincidir y acordar con todas las expresiones al interior, lo que indiscutiblemente le brinda la experiencia necesaria para generar condiciones idóneas para lograr acuerdos entre los grupos del propio instituto político.
De igual manera, rindió protesta como Secretario General del PRI-DF, Tonatiuh González Case, un hombre que se ha formado en el ámbito partidario, que ha sido dos veces diputado local, una de las cuales también ocupó la Coordinación de su Grupo Parlamentario en la ALDF. Esta experiencia, aunado al conocimiento de la vida interna del partido habrán de ser una pieza importante en este proceso de renovación, pues su ascenso a esta importante posición implica un reconocimiento tácito al peso político del grupo al que pertenece.
Ante este panorama, el reto que habrá de enfrentar esta nueva dirigencia no es menor: establecer las bases para hacer del PRI-DF una opción política real ante el proceso electoral del próximo año y posicionan su agenda de trabajo en el gusto y aceptación de la población, al tiempo que sanan heridas entre los diversos grupos del partido que han permanecido abiertas mucho tiempo y que la dirigencia deberá sanar y enmendar para así poder garantizar la unidad y fuerza necesarios para ganar espacios electorales.
@AndresAguileraM