En política los compadrazgos y pactos de sangre suelen ser oferta de campaña y
firma de ascenso cuando no elemento de alianzas encriptadas, asuntos no confesos que escandalizan cuando ven la luz pública. Y Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” lo conoce de sobra; igual Andrés Manuel López Obrador con más tiempo en las ligas mayores.
Así que a nadie debe sorprender que la declaración de Moreno Cárdenas contra López Obrador, de que no era bienvenido en tierras campechanas, se haya convertido en ramillete de lisonjas, ya Andrés Manuel Presidente.
“Perdono pero no olvido”, ha dicho López Obrador. Y ha cumplido puntualmente el dicho popular cuando piano piano cerca y somete al adversario. Vaya, a Enrique Peña Nieto no lo ha tocado, pese al cúmulo de evidencias que lo vinculan a delitos financieros, por citar a los recurrentes, pero ha dado el elemental manotazo para dejar claro quién manda, ahora, en México.
Rosario Robles Berlanga está en prisión más como un cobro de viejas y recientes facturas que alcanzan a personajes del primer círculo de Peña Nieto, quien se divierte como adolescente con suficiente dinero en la bolsa como para atender lo que ocurra con sus amigotes, éstos que se enriquecieron con cargo a las arcas públicas y en negocios salpicados de tráfico de influencias y otros etcéteras derivados de la cercanía con la impunidad y la ausencia de rubor.
Santiago Nieto Castillo sabe puntualmente de qué se trata y aplica sus conocimientos al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera. El cuarentón abogado tiene todos, absolutamente todos los expedientes de los políticos de primer nivel del país; no hay diputado, senador, presidente municipal y, por supuesto, gobernador del que no tenga Nieto Castillo nombre, obra y milagros.
Y, bueno, Moreno Cárdenas sin duda sabe que su expediente está entre los más interesantes de la actual administración. ¿Amigo del Presidente? ¿Acuerdo para intercambiar adjetivos y descalificaciones que finalmente no rasguñan a pieles duras? Veamos.
Moreno Cárdenas ha crecido exponencialmente en la vida política, tanto que pocos recuerdan a aquel mozalbete que se apareció en la sede nacional del PRI en busca de que los reporteros de la fuente lo entrevistaran; aspiraba y logró la presidencia del Frente Juvenil Revolucionario, desde donde se catapultó a las ligas mayores de la política nacional.
“Alito” fue diputado federal en dos ocasiones y senador; antes de 2015 quiso ser gobernador, buscó alianzas y el visto bueno de quienes lo habían apoyado en su carrera, pero un personaje de alto nivel en el priismo nacional frenó sus arrebatos, le dijo que no era tiempo y esperara.
Moreno Cárdenas se disciplinó a fuerza, pero no perdonó que este personaje le cerrara el paso, no obstante que había sido una enorme lección política y luego lo traicionó. Y traicionó a otros políticos que incluso le apoyaron en 2015 en la campaña.
“Alito” prometió ayudar a quienes lo ayudaron. Pero aquello de que amor con amor se paga fue como una frase más de campaña porque, ya gobernador, incluso cerró el paso a jóvenes políticos que buscaron cargos de elección popular local y federal. Y se hizo de los servicios de asesoría del ex gobernador oaxaqueño José Murat Casab. ¿Buena asesoría?
El caso es que, una vez que logró la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alito retomó ese espíritu combativo que había dejado en el armario cuando entendió que su relación con Andrés Manuel López Obrador presidente de la república requería de esas lisonjas que únicamente lo mostraron en ese doble lenguaje, pero sirvieron que a Campeche no se le dejara al final de las prioridades presidenciales del sureste.
Pero, evidentemente un asunto es el ejercicio de gobierno y los compromisos adquiridos con los campechanos y otro la praxis política, la real, ésta que se ejerce cuando se tiene el poder y perdona pero no olvida, diríase que Andrés Manuel presidente no es rencoroso pero el que se la hace, se la paga.
Así que esa enjundia desplegada desde su discurso, cuando rindió protesta como presidente que no líder del CEN del PRI, en la que se plantó valiente y demandante, exigente y crítico de la 4T y de los actos de gobierno de López Obrador, más temprano que tarde tuvieron respuesta desde la oficina principal de Palacio Nacional.
Mire usted. La Fiscalía General de la República, en efecto y como refiere la nota del colega Abel Barajas, publicada en la edición del domingo último del diario Reforma, “inició una investigación contra el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, "Alito", por un presunto enriquecimiento ilícito exhibido en la adquisición de 16 inmuebles en Campeche, entidad de la que fue Gobernador”. Y acota;
”Rosalba García Ramírez, fiscal a cargo de la carpeta de investigación FED/FECC/UNAICAMP/0000294/2019, ya ordenó las primeras diligencias (…) inicialmente la investigación está enfocada en la adquisición de 16 inmuebles, 2 vehículos y 4 cuentas bancarias para determinar si existen diferencias entre sus ingresos y los recursos con los que adquirió los bienes”.
¿Y qué cree usted? La nota cita como no queriendo que “el enriquecimiento ilícito se castiga con penas de 2 a 14 años de prisión y el pago de 100 a 150 días de multa, según el artículo 224 del Código Penal Federal”. O sea, el PRI está en riesgo de que su presidente se vaya a chirona y, por prelación, Carolina Viggiano Austria asumiría el cargo.
Bueno, esa es la hipótesis elemental en caso de que prospere la indagatoria y se vincule a proceso a “Alito”, aunque el dirigente priista no tomó como algo personal de su amigo Andrés Manuel, el que se haya reactivado esa denuncia hecha por Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca y, hasta donde se sabe, aún enemigo jurado de Pepe Murat, el principal asesor de Moreno Cárdenas.
El caso es que, a la publicación de que se le investiga, “Alito” respondió que a los priistas “nadie nos va a callar”, y que el PRI siempre levantará la voz, para “ser un partido crítico y firme, ante un gobierno que no le da resultados y que no le cumple al pueblo de México”. ¡Sopas!
Por supuesto, y no podría ser de otra manera, López Obrador negó que haya persecución política contra Moreno Cárdenas. Y va la perla del licenciadopresidente:
“Nosotros no actuamos de manera perversa, no somos como los anteriores gobiernos que usaban las instituciones para atacar a la oposición o proteger a los delincuentes”. Y para no dejar duda de su dicho refirió que la denuncia la presentó Ulises Ruiz. Sí, en efecto, pero ¡vaya casualidad!, de pronto se sabe que “Alito” está sujeto a investigación por aquellos inmuebles adquiridos con dineros que no cuadran con sus ingresos.
Y la respuesta de “Alito” a quien hasta hace poco llenó de lisonjas, sonó a baladronada:
“A quien pretenda dividir al PRI a base de calumnias, a base de difamaciones, desde adentro o desde afuera, le decimos que no se lo vamos a permitir, y no lo van a lograr. Encontrarán un partido fuerte, unido y trabajando para construir más y mejores alternativas a favor del pueblo de México”.
¿A quién le creemos? ¿Al ex gobernador inmobiliario? ¿Al Presidente que dice no actuar de manera perversa? Bueno, bueno, Rosario Robles Berlanga es ejemplo que “Alito” no debe soslayar. Digo.
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@msanchezlimon