A dos hombres clave del Presidente se les hizo bolas el engrudo y generaron una crisis de comunicación social que
trasciende al nivel político merced a su evidente inexperiencia frente a una situación que debió atenderse sin mayor complicación. Elemental. Jesús Ramírez Cuevas y Adán Augusto López Hernández, sin la batuta del licenciado presidente son huérfanos frente a una eventualidad que se oteaba desde hace rato, pero le restaron importancia.
Y los sorprendió con los dedos entre la puerta. Novatos, por decir lo menos. No es lo mismo dictar línea para descalificar e injuriar a la prensa ni andar por ahí en campaña repartiendo gracejadas y burlándose de la oposición y de Poder Judicial.
Por eso.
Ambos generaron lo que, el escritor, periodista y laureado vocero Ramírez Cuevas llamó “falsos rumores”.
Y el notario López Hernández no logró hilar una versión creíble, al grado de declarar ayer en la mañanera que hasta este martes habría un parte médico del estado de salud del presidente, cuando éste es un requisito fundamental, precisamente para evitar la rumorología.
Reaccionaron en pésimo ejemplo de lo que no debe ocurrir en el Palacio Presidencial frente a una severa, grave situación política que generaría el agravamiento de la salud del licenciado López Obrador.
Porque, mire usted, cuando en el país comenzó a correr la versión de que la salud de Andrés Manuel había entrado en gravedad, las oficinas del secretario de Gobernación y del Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República se pasmaron carentes de los resortes que toda situación de crisis demanda.
No estaban preparados e inventaron, sí, inventaron incluso un mensaje del dueño del poder que demostró que no estaba en capacidad, siquiera, de redactar unas líneas en su cuenta de Twitter.
El domingo, Ramírez Cuevas reaccionó con la marca de la casa: mintió, justo cuando trascendió que López Obrador estaba grave y comenzaban a tejerse conjeturas, incluso aquella que avistaba proceder como lo mandata el artículo 84 constitucional al tenor de que, en caso de falta absoluta del Presidente de la República, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto, lo que deberá ocurrir en un término no mayor a 60 días, el secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo.
Lea usted, por favor.
“Consultado por EL UNIVERSAL, (Jesús) Ramírez Cuevas, vocero de Presidencia, afirmó que son “falsos rumores” y no es cierto que esta mañana el titular del Ejecutivo se haya sentido mal o se haya “desvanecido” como se difundió a través de diversos medios locales de Yucatán.
“Ramírez Cuevas dijo que el Mandatario sigue con su gira de trabajo como la tenía planeado”.
¿López Obrador se infartó?, ¿le dio Covid? Escueto y poco creíble el brevísimo comunicado que difundió la oficina del vocero Jesús Ramírez Cuevas, quien además mintió y demostró que el cargo le quedó grande.
Así, avivada por la mentira del vocero presidencial respecto de que Andrés Manuel López Obrador no había sufrido un desvanecimiento ni un infarto cuando estaba reunido, en Mérida, con funcionarios y empresarios para abordar el tema del Tren Maya, el estado de salud del Presidente transitó entre la incredulidad y las conjeturas por cuanto a lo que ocurriría con el país en ausencia del jefe del Ejecutivo.
¿Murió López Obrador? La perversidad de amanuenses y oficiosos de la 4T creó una falsa cuenta de Twitter para culpar a Joaquín López-Dóriga de haber difundido la versión de que el licenciado presidente había muerto.
La especie fue puntualmente desmentida. Pero, ¿dónde está Andrés Manuel López Obrador y cuál es realmente su estado de salud?
Y es que la foto de archivo difundida por la oficina de Jesús Ramírez Cuevas, da pauta a conjeturas porque, cuando dio positivo a Covid la primera vez, el propio Andrés Manuel salió a cuadro en una versión doméstica de video que fue divulgada profusamente. Lo mismo ocurrió en el segundo contagio.
Hoy no. La foto es de archivo. ¿Crisis política en puerta?
La versión más creíble de lo que le ocurrió al licenciado presidente la divulgó el Diario de Yucatán. Lea usted:
“AMLO sufre presunto infarto en Mérida
“Joaquín Chan Caamal/El Diario de Yucatán
“Mérida, Yucatán, domingo 23 de abril. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría sufrido un infarto o una complicación cardíaca en el edificio conocido como Casa de la Piedra de la Base Aérea Militar número 8 de Mérida donde acostumbra realizar sus reuniones de evaluación del Tren Maya, según se averiguó.
“Se disponía a comer antojitos yucatecos que formaron parte del menú del desayuno, que preparan cocineros de la BAM No. 8, cuando se sintió mal y se desvaneció ante el asombro de funcionarios del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y representantes de las empresas que lo acompañaron en ese momento (…).
“Trascendió que el presidente López Obrador quedó como si estuviera inconsciente, lo que causó gran preocupación de su equipo de seguridad y cercanos colaboradores.
“Los mandos militares que lo acompañaron de inmediato ordenaron la movilización del avión Learjet con matrícula 5214 de la Fuerza Armada Mexicana, que salió de la pista de la base aérea rumbo al aeropuerto de Ciudad de México donde se preparó una ambulancia aérea que lo trasladaría del aeropuerto capitalino al Hospital Central Militar, una institución médica de tercer nivel altamente especializada y que pertenece a la Secretaría de la Defensa Nacional.
“De acuerdo con la información recabada, el avión Learjet salió de la BAM No. 8 aproximadamente a las 11:10 de la mañana y llegó al aeropuerto de Ciudad de México a las 12:45 del día”.
Pero, pero…
La versión la desmintió el licenciado Adán Augusto López Hernández, nuevamente con el sello del Palacio Presidencial… ¡24 horas después! ¡Vaya eficiente secretario de Gobernación!
--¿Qué decir sobre esa nota periodística que hoy está impresa?—le preguntó un reportero en la mañanera-
--Pues que es una absoluta mentira. No será la primera vez ni la última. Seguramente que miente el Diario de Yucatán, yo ya relaté cómo se dieron los acontecimientos.
--La nota dice que le dio un infarto al presidente—subrayó el reportero.
--No, no hay nada de eso. Eso quisieran, pero goza de cabal salud, él mismo lo dijo ayer, está al 100 por ciento en cuanto a su salud cardiaca—insistió López Hernández.
Pero…
Como pateando un bote y restándole importancia a un tema que es seguridad nacional y que interesa a todo el país porque se trata de la salud del Presidente, con quien podremos estar o no de acuerdo, pero es el Presidente, el aspiracionista Adán Augusto López Hernández nos despachó la mejor declaración que salió de su pecho de tenor:
“Y bueno, pues yo creo que a nadie debe de asustar el que haya resultado con contagio de COVID”.
¿A nadie debe asustar que la vida del licenciado presidente esté en riesgo?
Por de pronto ya está encargado del despacho presidencial y ha ofrecido que este martes tendría el reporte médico de la salud del licenciado Andrés Manuel, aunque no supo citar los nombres de los médicos que lo atienden. Pero…
“Nosotros esperamos que, en los próximos días, dos, tres días más, pueda ya estar aquí presente, en las conferencias de prensa (…)”.
--¿Quiénes son sus médicos tratantes o su médico tratante?—preguntó una reportera a quien se presume debe contar con toda la información de la salud del Presidente. Pero…
--No tengo la información precisa, pero mañana la detallaré—zanjó el eficiente secretario de Gobernación y el escritor Ramírez Cuevas hizo mutis.
¡Recórcholis, Drakko!
¡Vaya con los hombres del Presidente!
Pero, ¿dónde y cómo está el Presidente? ¿A nadie debe sorprender que le haya dado Covid? Digo.
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
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@sanchezlimon1