A quien le quede el saco que se lo ponga. O lo que es lo mismo: no os hagáis que ya lo sois.
Mire usted.
Cualquier ciudadano y ciudadana que se precie de llevar la vida con divina resignación de aceptar todo lo que ocurre en el país, evitaría echarse un compromiso del tamaño de buscar la nominación a un cargo de elección popular.
Aunque los hay y las hay.
Disfrutar del poder y sus menudencias, es platillo que se antoja a las heroínas y los héroes cuya ambición no frena el riesgo de que su zalea sea paseada por la plaza pública y ande de boca en boca.
Ya sabe usted: los chismes de gente que no tiene nada más que hablar mal del vecino, de ellas y ellos, patriotas que son, con disposición incondicional para sacrificarse, unos y unas a servir a la cruzada de Andrés Manuel I, otros y otras a la tarea de recuperar el camino perdido en 2018 aunque desde Palacio los y las descalifiquen e insulten llamándoles neoliberales, fifíes, pirrurris, conservadores, machuchones, traidores a la patria, faltos de llenadera de dinero y poder y etcétera, etcétera, etcétera.
Frente a este escenario inédito en la adelantada sucesión presidencial, diríase con franciscana resignación que lo interesante es que falta menos para que, el autor de tantas ocurrencias, gracejadas, berrinches y desahogo de rencores, jefe del gabinetazo 90% dócil-honesto y dizque 10% (in)capaz, se vaya.
Lo cierto es que, como anunciación de mal fario, palpita la posibilidad de que uno de los hermanos o la hermana del licenciado presidente gane la designación de Coordinador (a) de la Defensa de la Transformación, que es la nominación de Morena y socios a la Presidencia de la República.
Así, en esas andaban el licenciado presidente y sus oficiosos heraldos y matraqueros, jubilosos porque la oposición no aparecía y, por no dar color, se había convertido en el hazmerreír hasta de sus simpatizantes.
Pero, pero…
De tanto descalificarla, ninguneándola porque, según el verbo matutino palaciego, moralmente está derrotada, la invocaron y apareció la oposición con 12 prospectos rumbo a la designación como coordinador o coordinadora nacional del Frente Amplio por México que implica la candidatura del bloque opositor a la Presidencia de la República.
Bueeeno, usted no se deja engañar.
Nomás fue cuestión de abandonar la idea de buscar la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz rompió récord de preferencia ciudadana y movió el tapete a los oficialistas Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto El barítono del Edén.
Veamos.
Hasta antes de alzar la mano y declararse dispuesta a contender por la Presidencia de la República, la ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz andaba por la vida con los asegunes normales de su cargo de senadora de la oposición y crítica de la 4T, dinámica denunciante de corruptelas, desatinos y abusos del grupo en el poder y su Duce.
Quería ser jefa de Gobierno y estaba segura de ganarle a la más o el más pintado del oficialismo.
Al licenciado presidente no le preocupaba más allá de lo que, sin duda, consideró una baladronada de la senadora porque el operador Martí Batres Guadarrama garantizaría el triunfo de Morena y sus rémoras en las urnas en la jornada electoral del domingo 2 de junio de 2024 en la CDMX.
¡Vaya!, Su Alteza Serenísima no tenía duda de que el esquema de su sucesión le había quedado como anillo al dedo y habría tiempo para ocuparse de la hiperactiva senadora.
Lo importante, puntualmente prioritario del licenciado López Obrador es no perder el poder, apisonar la permanencia de su movimiento, de su partido Morena y el equipazo de aprendices de todo y maestros de nada.
Sí, estos subgerentes de la causa morenista que tomaron por asalto al gobierno y, salvo algunas tareas dignas de ser reconocidas como la política social que, no obstante, demanda ajustes sustanciales en el reparto-beneficio de dinero, porque los pobres seguirán pobres y los ninis se harán adultos como ninis, ante la ausencia del complemento.
¿Primero los pobres porque no preguntan y votan a cambio de dineros que no los sacará de esa condición y los empujan a la miseria y excepcionalmente a sumarse a la clase media baja, por más que el discurso mesiánico les hable de oligarcas y de la lucha eterna por lograr el reparto equitativo de la riqueza nacional?
En fin, en fin…
El punto toral de la tragicomedia en la sucesión presidencial es que el licenciado presidente, decía, fue sorprendido cuando la ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz emprendió la carrera para ganar, primero, la candidatura de la ninguneada oposición a la Presidencia de México y, luego, echarlo de Palacio. Así que…
Andrés Manuel se despertó la mañana después de que la senadora Gálvez dijo que siempre sí, decisión que de inmediato colmó las redes sociales de muestras de apoyo, amén de que, experta como es en esto de la inteligencia artificial, junto con su equipo armó una presentación cibernética que dejó boquiabiertos, dícese apendejados, a los expertos de la 4T en estos menesteres.
Los pescó como al Tigre de Santa Julia y la reacción fue echara andar la campaña negra, de desprestigio, de lodo. Buscaron en archivos, pusieron a trabajar a su equipo de inteligencia con ínclitos personajes como Rafa Barajas y Pablo Gómez, y se le fueron encima a la senadora Gálvez Ruiz.
Pero, a cada golpe responde ascendente la popularidad de la senadora; Andrés Manuel I se alzó como su oficioso publirrelacionista y la convirtió en el fenómeno político que, de continuar en ese crecimiento inédito por haber ocurrido en tiempo récord, ganará a la corcholata que le pongan enfrente.
Y le pegó y le pegó y le pegó hasta que la autoridad electoral, es decir, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo frenaron con un fallo inédito en esas instancias contra un Presidente de la República para que deje de hablar y atacar a Xóchitl Gálvez y promocionar su sucesión.
En respuesta, listo como es, Andrés Manuel I encontró un resquicio para seguir en esa ruta de descalificar a la ingeniera Gálvez y creo, en la mañanera, la sección “No lo digo yo”.
Pueril recurso que encabeza a la jauría en la que destacan dos inteligentes, decentes y honestos personajes de la picaresca legislativa: los morenistas Gabriel García Hernández, senador ex amigazo del Duce, y el ocurrente diputado federal Manuel Alejandro Robles Gómez.
¡Ah! También se sumó el congruente Gilberto Lozano quien, por aquellas razones que suenan a conveniencia, dimitió a la dirigencia del Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador (Frenaaa), y de exigir la renuncia del licenciado presidente se ha convertido en severo misógino crítico de Xóchitl Gálvez. Morenista a ultranza.
Y ni qué decir del honesto, pulcro y hasta fifí Víctor Hugo Romo de Vivar Guerra, ex delegado de Miguel Hidalgo, quien se trepó al carrusel de la descalificación y denuestos contra Xóchitl Gálvez, a quien acusó de corrupción ante la Fiscalía de la Ciudad de México.
La ingeniera les movió el tapete y le soltaron a la jauría. Así es esto y lo sabe.
En Hidalgo Xóchitl, buscó ser gobernadora abanderada por la coalición Hidalgo nos Une (PAN, PRD y Convergencia) e inició campaña en 2010 con 40 puntos abajo de Pancho Olvera Ruiz, candidato del PRI, y quedó a 5.06 por ciento de los votos que el priista obtuvo en la jornada electoral del domingo 4 de julio de aquel año.
Por eso, por eso el encabronamiento presidencial y la urgente tarea oficiosa de la jauría para descarrilar a Xóchitl en la carrera por la Presidencia de la República. ¡Recórcholis, Drakko! Dícese que sí se puede. ¿A poco no? Conste.
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
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@sanchezlimon1
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